Fecha: Viernes 11 de agosto | Hora: 20.30 hs. | Ciudad: Comodoro Rivadavia (Chubut) | Lugar: El Trahuil | Bandas invitadas: NOVISHOK & ANTE RUINAS
Es probable que, si les dijéramos en un medio como el nuestro, medio de nicho, que LETHAL es una banda que tiene todos y más pergaminos para decir que son uno de los referentes más importantes de nuestra importante historia metalera, no descubriríamos nada al mencionarlo. Aunque si lo vemos desde el punto de vista de lo que fueron y son en la actualidad, hay definitivamente un legado que los ampara para así catalogarlos, por una cuestión que está más allá de la reivindicación de su propuesta en los tiempos que corren.
Sendos discos editados en español e inglés (una de las primeras en incorporarlo), de letras con temáticas sociales evidentes, probablemente aquellos que trajeron por primera vez al ruedo las problemáticas ambientales también en sus líricas, federales por donde uno los quiera ver (les deben quedar en su haber pocas localidades por tocar) y muchos condimentos hacen de esta banda un emblema cuando hablamos de thrash metal, heavy metal y porque no, groove metal sampleado.
Cuestión que la banda está a pleno en la actualidad, con un tour prominente a lo largo y ancho del país siempre y cuando sus vidas personales, se lo permiten, dado que, como muchos de nosotros, no viven de lo que realmente les gusta, sino de lo que podemos laburar o de lo que estudiamos. Más allá de eso, la banda liderada por Tito García (cantante) ha incorporado sangre nueva a la locomotora y con el correr del tiempo esto no ha hecho ni más ni menos que realzar su propuesta y ponerla quizás donde nunca se tendrían que haber ido, al menos por ese instante, que creo varios percibimos allá cerca de los 2000.
Ramón López (KAUSTOS) y Sergio Gómez (MASIVO), con ese énfasis que trajeron de thrash metal y renovado (también ex SERPENTOR ambos de la época de “Poseído”) llegaron para imprimirle un sello a la banda bastante particular (ese de ir al palo, pero con categoría), con el dato no menor de contar con el retorno a las filas de un emblemático como lo es Eddie Walker en las cuatro cuerdas, si, ese mismo que nos trastornó en “Reinará la tempestad” (HORCAS) o bien en sus predecesores como lo fue el mismísimo “Warriors” o “Maza” por nombrar algunos.
Bajo este preámbulo, los muchachos, con su propuesta federal de años, llegaron una vez más a la ciudad de Comodoro Rivadavia, a repasar viejos clásicos y a darnos la primicia de un par de canciones nuevas que formarán parte del nuevo disco del cual conoceremos su título y estructura temática en breve (¡no les vamos a adelantar detalles – shhhh!). Para que todo tenga más sentido aún, compartimos un show extrañamente para el género ATP (apto para todo público), así que participaron del mismo, familias completas, que iban desde niños y niñas desde seis/siete años en adelante acompañados por sus padres, los cuales le dieron un gustito más que especial a la noche, no solo por acompañar a esos/as viejos/as seguidores/as sino también que sirvió para vivir la cosa de una manera especial, distinta, en la que años atrás hubiese sido impensado. Sin ir más lejos, Tito, vive algo parecido cuando a los shows le caen sus hijos, nietos de por medio. Así que si hablamos de momentos especiales, este lo fue por demás.
De la partida formarían parte dos bandas locales, por un lado, ANTE RUINAS y por el otro NOVISHOK, ambas distanciadas en sus propuestas, pero unidas mediante ese lindo fin de poder acompañar a una emblemática banda como esta, a la que probablemente escucharon desde pibes. Fue así que alrededor de las 20.40 hs. saldrían al ruedo los primeros, con una propuesta súper comprimida, de dotes grooveros y tintes death metaleros, enmarcando su trabajo arriba del escenario en algo más bien del palo extremo que clasicón. Y claro, como había que terminar antes de las 00 hs por la veda electoral, la banda en cincuenta minutos de repertorio transitaría un show ante no tanta gente, pero de poca importancia para el caso ya que compenetrados en su trabajo, hicieron un set álgido y entretenido, recorriendo en cierta medida su último EP denominado “Raza Hostil” (2022) al cual si querés podés escuchar ACÁ, si pretendés saber algo más de ellos.
De riffs gancheros y pegadizos traídos a escena por Martín, entre medio de eso Ema, su bajista, se dio el lujo en algún pasaje de hasta mostrarse con un solo a modo de intro como para bajarle los decibles a la cosa y nada mal quedó. Su cantante, Alberto, quién lucía imponentemente una remera con la cara de nuestro querido y extrañado Pato Larralde, invitó en algún pasaje del show a Ema de banda local extrema ELIGOR a cantar una canción a dúo. Cerraron un set justito y al pie, con pasajes un tanto oscuros, doombetas, de esos que se prestan para el headbanging, intercalándolos con intervalos extremos al palo, migrando por momentos a otro tipo de climas. Para fans de AVERNAL e HIPOCRISY. Bien por las agallas de ellos.
Ya para las 22 hs. llegaría a escenario NOVISHOK, banda con la que conversamos en la antesala al show, los cuales y a diferencia de los anteriores, su ultimo material fue editado allá por el año 2017 en formato EP titulado “Recién llegado”. Más allá de eso, podemos contarles de que la banda se encuentra en proceso de pre producción de nuevo material, de hecho, canciones ejecutadas como “Cicatrizado y enfermo”, “Purgando caretas”, “Cómo llamarlos” o bien, “Discurso de odio” no han sido grabados oficialmente todavía, pero lo que no quitó el espacio para que la banda muestre de que tratan los mismos en directo. Es así que queda súper claro que estamos ante una agrupación heavy, pesada, que no quita la mirada de sus progenitores, como PANTERA, DOWN y alguno que otro más del palo.
Sin ir más lejos, bastaba solo con cerrar los ojos, para que los riffs y melodías ejecutadas te transporten al trabajo que la banda texana realizó en su momento en canciones como “Five minutes alone”, casi un calco por momentos. Y si, es metal, groove, que no hace más que llamar a que la gente se funda en medio del pogo más allá de la convocatoria de su cantante Jony para que se mancomunen a la masa del medio. Y fueron esos riffs panterosos los que en cierta medida consolidaron su performance, con un baterista como Julián Caiado que nunca arruga y le pega lindo desde el fondo con todo el timing que la situación demandaba, entremezclándose con un violero como Leonardo Asencio, que hace corear a la gente con las melodías de la guitarra, trayendo por momentos ese southern rock pesado y denso. Ya casi para el final, hubo algún que otro momento cercano a la emoción ya que la banda a través de algunas palabras de Julián, invocó a Pablo Sepúlveda, baterista de la escena local que lamentablemente hace días atrás había fallecido. Entremezcladas con las ya mencionadas, también sonaron “Cómo fundir cabezas”, “Obsesión violenta”, “Cómo llamarlos”, “No es lugar para niños”, “Castigo inducido” y “Pasaje al exilio”.
Y así fue que entre medio de las pasadas de vinilo super copados en manos del DJ Jere Casares, un fana sabelotodo de la música pesada en general, pasadas las 22.40 hs llegaría LETHAL a escena, ya con la presencia de al menos 250 almas. Y a decir verdad, arrancaron con el pie izquierdo, si, de esas cosas que pueden pasar en los shows en vivo: un bajo que estaba por sobre encima de todo, con los agudos a pleno (sonaba algo así como: “clan, clan, clan, clan”) y una guitarra que no agarraba viaje, ya que por problemas de transmisión entre aparatos se entrecortaba. Así estuvimos durante casi toda la primera canción “Busca tu camino”. Ya para “Basura” la cosa mejoró bastante y si bien no era el sonido ideal que la banda pretendía (por sus caras quedaba claro) se hizo básicamente lo que se pudo para remontarlo y que la fiesta metalera termine siendo acorde a lo pactado de antemano (a pesar de que algunos desde el fondo puteaban de lo lindo).
Probablemente el no haber traído sonidista propio que conozca a la banda de pé a pá, trae aparejadas este tipo de situaciones, más aún si le sumamos a lo que es tocar en un local donde la buena acústica viene dada en relación por la cantidad de gente que esté presente en el recinto más que por su fisonomía, ya que si dependemos de la materialidad (principalmente, chapas y hierros) el rebote por momentos termina siendo definitivamente una mala pasada para los espectadores. Así y todo, hubo clásicos como “Lethal command”, “Resaca” o “Rompiendo el silencio” que hicieron un trabajo mucho más uniforme con la connotación no menor de tener a Tito liderando la historia como un buen frontman de trayectoria que es, refrescando a través de algunas palabras dirigadas a los presentes remitiéndonos a “no callarnos”. Es más, por momentos transportó parte de esa esencia al tour que los trajo a la ciudad cerca de mediados de los ’90 junto a RATA BLANCA & ATTAQUE 77, con la cuota enérgica, plena y de vida en esa etapa tan fructífera que forma parte de la historia de la banda. Así que, con lo cual que mucho de lo que podía sentirse mal por un lado, vibraba bien por el otro, equlibrando el show ante la siempre feliz noche de los presentes.
Sorpresivamente y no tampoco tanto -recordemos que la banda editó un disco de covers llamado “Hasta la muerte” (2015)-, en la previa a la llegada de “V.A.M.”, Ramón, coqueteó un rato con Tito a través de miradas frenéticas tirando acordes de canciones clásicas del metal mundial internacional (que todos conocemos), para despacharse finalmente con un mini mix con “A tout le monde” (MEGADETH) desencajando más aún a los presentes con la llegada del mítico “Efecto Tequila” y “Estalla Buenos Aires”.
Y si bien era algo que desconocíamos que podría llegar a suceder, como si fuese poco, la banda regaló a los presentes dos temas que formarán parte del nuevo disco, el cual, dicho sea de paso, ya está en proceso de fabricación, y placeres de por medio, en breve lo tendremos entre nosotros en dos formatos: CD y Vinilo. De este sonaron “Piel de cordero” y “Armagedon”.
Ya casi con los amagues típicos de despedida, llegarían “Inyección lethal”, “Hasta la muerte” y los infaltables tres clásicos probablemente más relevantes en la rica historia de la banda para que la cosa se termine de desmadrar: “Warriors”, “Mike Tyson” y “Maza”. “Esto es metal y se lleva hasta la muerte” dijo Tito en la antesala a una de las últimas canciones, obvio García, si lo dice así es y será.
Me queda como reflejo del show, independientemente de los momentos compartidos personalmente a través de los años con la banda, que LETHAL se encuentra vigente, y más allá de los parámetros con los cuales uno los puede medir hoy por hoy, cuando te sacuden con clásicos como “Warriors”, te transportan sin querer queriendo a Cemento, a Arlequines (donde debutaron) o bien como fue aquella vez que llegaron a la ciudad del viento al extinto Salón Luso con los emergentes y a la vez sorprendentes TAURO, quienes traían con ellos toda la leche del FIGHT en las venas. Más allá de los años y los momentos transcurridos, LETHAL termina erigiéndose como una especie de eminencia en nuestra escena, y de las cuales debería de estar hace rato documentada en video su trayectoria.
Y esto, lejos de ser un relato crónico de lo vivido, también invita a reivindicar como una especie de espacio dirigido a aquellos que mucho le dieron a la banda, como Luis Sánchez, Charly Guillén o bien el visionario de Gustavo Barral (16 años después damos fe de eso) y todos terminaron siendo LETHALES, junto a Ramón y a Sergio, los renovados contemporáneos que dieron vida al pasado en cada afiche, poster y autógrafo que obtuvimos de pibe, sin dejar de mencionar el enorme apoyo de las legiones lethales.
Quedará el recuerdo en esa caja de recuerdos metaleros la firma de Eddie, Tito o bien, la púa del mítico Charly del ‘93. Pero si hay algo que nunca desaparecerá, será la magia de traer al metal argento en su sentido más intrínseco, el rol de aquellos que contra todo pudieron, esos que la remaron sin tener que hacer un solo click en el celular o la PC para demostrar efectivamente su propuesta. Sí, me refiero también a esos que se la pasaron dando vueltas para que su propuesta acompañe a aquellos que tenían una vida jodida, y que con solo escucharlos en un tape, hacían de su día a día un relato más sencillo de lo vivido.
Ojalá pudiese haber dicho esto hace 30 años atrás, no importa, aunque si importa que en pueblos como estos nos podemos entrejuntar para darnos un abrazo y decirles a través de un grito o una corazonada todo lo que ellos nos acompañaron sin que probablemente lo sepan. Esto fue LETHAL, como la propia vida.