Fecha: Sábado 18 de octubre de 2025 | Hora: 23.50 hs. | Ciudad: Comodoro Rivadavia (Chubut) | Lugar: Ele Multiespacio | Bandas invitadas: NOVISHOK
Estamos viviendo una época distinta dentro del metal argentino, diferente a la de décadas pasadas. Es decir, pasan los años y muchas de las bandas que han sido referentes en su momento —y aún lo son, en actividad o no—, buscan revalidar esas placas que los pusieron dónde están hoy, con unos cuantos años más y lógicamente más experiencia encima. Casos tenemos un montón, pero el de MALÓN tiene la particularidad de que hablamos de una banda que emergió post rotura de la banda quizás más importante de nuestra escena, como lo fue HERMÉTICA.
Probablemente, la vuelta que se dio allá por el 2011, los ha colocado en una posición estratégica cuando hablamos de conmemorar obras y de darle esa linda chance a las nuevas generaciones de poder disfrutar de un setlist que tranquilamente podría parecerse a algún repertorio del año ‘95. Es así que bajo esa premisa y siendo fieles con sus seguidores de antes y ahora, decidieron revivir en shows por distintos puntos del país y fuera de este, tocando el emblemático Espíritu Combativo de punta a punta con condimentos que en los años que el mismo se gestó no poseía, como lo es el contar un respaldo técnico impensado en aquellos años: sonido, luces e imágenes que potencian la experiencia.
Lo cierto es que los años pasan para todos y para estos muchachos ya con más de 60 años y algunos de ellos con más de 40 años sobre los escenarios, es más que loable la situación. La verdad hay que tener ganas, por más que vivas de esto, ser músico no es tarea sencilla —aunque sea tu forma de vida— exige energía, convicción y ganas. La cuestión es que MALÓN pisó una vez más suelo comodorense y deleitó a las más de setecientas personas que se acercaron al show.
La cosa arrancaría cerca de la medianoche con los locales NOVISHOK, banda que viene creciendo paulatinamente en la región a pruebas de esfuerzo. Es decir, nada de lo que tienen entre manos les vino de arriba o cayó del cielo como comúnmente se suele decir, y más aún, cuando hablamos de una banda que a nivel local esperó su turno para copar este tipo de paradas, con lo cual, bien merecido tienen el terreno ganado por motu propio. Si bien el sonido de su show se fue acomodando gradualmente, como le pasó a la banda principal también, han mostrado sutilezas (hasta un cencerro implementó su baterista) en su show cargado de groove, thrash y heavy, pero no del argento, sino más bien del moderno. Dieron un show ganchero, no solo por como la gente demostró disfrutarlo, sino también porque se dieron los tiempos necesarios arriba del escenario para interactuar con la gente y por sobre todo agradecer en respeto y la convocatoria en poder participar en eventos de esta magnitud.
Se los vio bien, armados, ensayados, combinados, estructurados, amalgamados y que a fuerza de una importante hinchada local no solo refrendaron lo que esos seguidores esperaban, sino que también sumaron nuevos adeptos, y damos cuenta de esto, ya que por ahí se pudo escuchar frases como: “che, suenan lindo esos pibes”, “al fin algo distinto en la escena local” o bien como, “le meten onda los viejos estos ehhh”. En casi una horita de show se llevaron sus laureles con temas propios de sus distintas producciones, que no hablan nada más que con esfuerzo y perseverancia se llega. Para el cierre del show invitaron a cantar a Leo, integrante de RAZZIA, que los acompañó para hacer un tema del cual el mismo formó parte, “Carroñero”. Te contamos de paso que en breve seguirán tocando por la zona y en no mucho más, cruzarán al país vecino para una serie de shows en Puerto Natales. Para seguirlos de cerca, ya que en su propuesta se respira constancia y talento.
Ahora bien, la mesa ya estaba servida, pero faltaba el plato principal, la entrada había sido genial y todos estábamos expectantes con lo que podía ocurrir en el show de MALÓN. Y pasó lo que todos imaginábamos… después de una linda intro que con sonidos de caballos galopando, daba cuentas claras de que se venía Espíritu Combativo de corrido y así fue.
Los bonaerenses recorrieron íntegramente y respetaron el orden estipulado en el disco original, canción por canción, con una prolijidad y precisión interesante. De hecho, si nos remontamos a la época, se pudo sentir que la banda no solo suena y está mejor que en el ‘95, sino que hasta se los pudo percibir con un estado de salud musical mucho más pulido cuando se juntaron hace casi quince años. La verdad, un lujo, un relojito, con un Claudio en un muy buen momento sobre el escenario, a pesar de que todos lo conocemos como alguien de pocas palabras, de perfil bajo, fue justamente que a diferencia de otras presentaciones, se lo vio re concentrado y conectado con la gente, cosa que no es poco para una banda que viene repitiendo un set muy parecido desde que arrancó esta conmemoración. Se respiró que estuvieron siempre cómodos, conectados.
Con un show sin vaivenes, la banda mostró solidez y oficio y esa solidez estructural se vio plasmada en las diez canciones que compusieron el clásico disco, al cual le sumaron, canciones de las distintas placas y un creativo y en parte improvisado solo de batería por parte de su integrante más nuevo, Javier Rubio, que le ha dado su toque particular a la banda, quién con energía revitalizó con respeto las canciones desde su raíz, pero a la vez se atrevió a dejar su sello moderno bien plasmado. Ejemplos de esto fueron las lindas interpretaciones de Malón Mestizo, Síntoma de la Infección, Castigador por Herencia, Cancha de Lodo (dónde nos llegaron también lindas reminiscencias de Oconnor con su voz limpia a modo solista), Gatillo Fácil o bien la no tantas veces tocada en vivo, Fábula del Avestruz y El Jabalí. En todos los casos, la gente nunca paró de saltar, corear, básicamente, de disfrutar.
Ciego del mundo y Mendigos, junto a la homónima del disco, fueron las canciones que terminaron de encender la llama, dejando en calro que la escencia del pasado no se ha perdido. Acto seguido, básicamente, después de una segunda intro, la banda se dedicó a recorrer su más reciente disco Oscuro Plan del Poder (el cual creo no han tocado tanto desde que salió), algo de Justicia o Resistencia (los más clásicos) y también un toque de Nuevo Orden Mundial, aquella placa que los reencontró con su gente después de muchos años sin material nuevo. La sorpresa de la noche para todos creo que fue la ausencia dentro del repertorio temas de LA H, y la verdad no estuvo mal, porque para eso se entiende, se guardan ese espacio con LA H NO MURIÓ.
Ahora mención aparte amerita para este muchacho, podrán decir lo que quieran, pero no hay sonidos como los del Tano Romano, sus melodías en los solos y sus riffs, son únicos y en definitiva son la base del ADN del metal argentino: simples, emotivos y cargados de identidad. El tipo rompe la estructura de cualquier guitarrista y con la simpleza que lo caracteriza te lleva sin querer queriendo a la génesis del metal argentino, el cual no solo ha sabido cosechar lindos momentos en canciones aguerridas, sino también en acordes que inspiran y siguen transmitiendo a pesar del paso del tiempo, esa mezcla de fuerza y melancolía que solo él logra, como los emitidos en 30.000 Plegarias por ejemplo.
Sostenidos por la sólida base de Karlos Cuadrado, la banda se vio en muy buen estado de salud, a pesar de que hacía no muchas horas habían estado tocando en la provincia de Santa Cruz. Ya para la segunda parte, se lo vio a Claudio un tanto más cansado vocalmente, con lo cual una parte de esa posta la siguió la gente, quienes con muy buena onda, acompañaron al cantante en cada fracción o estribillo que este les fue cediendo para tomar un poco de aire. Entre medio de todo eso sonaron clásicos de la época como Nido de Almas, Bajo el Dominio Danzante, Grito de Pilagá y coronaron con Hipotecado, el poderío musical del cuarteto, completando casi dos horas de show y más de veinte canciones, sin fisuras de por medio.
Queda en claro que las vueltas en algunas bandas no quedan como algo más y que no siempre se manifiestan como un acto nostálgico. En el caso de MALÓN, es una segunda vida más sólida y significativa que la primera a mi entender. Bienvenidos sean los homenajes cuando son en vida. Es definitivamente una vuelta consolidada bajo otra impronta, si lo comparamos con lo que fue la primera parte de vida que tuvo la banda en alrededor de esos cinco años, hasta que decidieron cambiar de rumbo allá cuando corría el año ’98.
Bienvenidos sean los homenajes, ya que si estos son en vida, que mejor aún. Muchos hoy en día pensamos recurrentemente que hubiese sido si se hubieran juntado a charlar con Ricardo, quizás podríamos tener a HERMÉTICA acá. Pero esos son solo deseos de alguien que en algún momento pensó en que bueno sería que MALÓN vuelva al ruedo y acá están, reviviendo canciones que ya tienen 30 años de vida.
Pensaba cuando me retiraba del recinto mientras sonaba Highway to Hell al final de la noche y la banda se tomaba un tiempo de más para estar con la gente y la verdad que no fue poco, fue un lindo momento. La sensación era clara: habían vivido un gran momento, tanto ellos como su público. Se los percibió contentos, agradecidos, interactivos y enganchados, al fin y al cabo, es lo que nos llevamos. Y uno no puede evitar pensar: que vengan de a uno los que, desde un teclado, dicen “dejá de robar”. Los quiero ver a ustedes paraditos con más de sesenta pirulos recorriendo el país. Disfruten che, que al fin y al cabo es música.
Ojalá pronto llegue el turno del aniversario de Justicia o Resistencia, porque al fin y al cabo, no hay nada más lindo que celebrar el poder del metal argentino.
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