Fecha: Sabado 17 de Febrero, 2025 | Hora: 19 hs. | Lugar: Teatrito | Ciudad: C.A.B.A. |Banda invitada: DISLEPSIA, LESA HUMANIDAD y MORFERUS
El pasado sábado 20 de febrero fuimos invitados a una jornada de death metal y brutalidad muy prometedora, en el Teatrito, con la visita de dos grandes bandas norteamericanas y tres bandas nacionales. La vara estaba muy alta, pues los oriundos de Montreal, Canadá, visitaban por primera vez el país, en el marco de la presentación de su nuevo material As Gomorrah Burns (2023), mientras que los de Florida, USA, una legendaria banda de culto, volvía tras casi 6 años de su primer e inolvidable show en Uniclub, y con casi 15 años desde su último disco, Jupiter. Contrariamente a lo indicado en los horarios, MORFERUS arrancó a las 19hs, seguido de LESA HUMANIDAD, shows que me perdí por las inclemencias de la jornada laboral. En cambio, sí tuve la oportunidad de ver el set de DISLEPSIA, soberbio y contundente, que arrancó puntualmente a las 20hs (algo habitual y celebrable de las producciones de Icarus Music), con un death metal más bien groovero e impregnado de influencias europeas y con temáticas crudas y bizarras. Además, se presentaban por primera vez en el año y con una formación un tanto renovada (al menos desde la última vez que los vi en vivo), destacándose, a simple vista, la presencia de Nicolás Wolf, (CADÁVER PUTREFACTO), de Lucien Anello (MEDIUM), y de Leandro Cabrera (MORFERUS). El quinteto aprovechó cada segundo de su estadía en el acotado escenario para dar a conocer lo mejor de su repertorio, en lo que fueron 7 canciones sin respiro, ya para empezar a encender a la gente para lo que se venía, y que prometía ser una fiesta.
A la hora acordada, ATHEIST subió al escenario con algunas caras nuevas, pero familiares. El icónico Kelly Shaefer como vocalista principal, el mexicano Yoav Ruiz-Feingold en el bajo y coros, los jóvenes guitarristas Alex Hadad y Jerry Witunsky (quien también hace sus magias en ARKAIK) y el baterista Dylan Marks reemplazando, notablemente, a Steve Flynn. Creo no equivocarme al decir, una vez consumado el recital, que el show de los de Florida fue muy superior en energía y conexión con los fans, que el de los headliners, además de que contó con mayor público en piso y más arenga quizás, debido a la naturaleza cambiante y hasta bailable de muchas de sus canciones. Tanto Schaefer como Feingold interactuaron constantemente con el público, rotaban sus posiciones, subían y bajaban del pedestal de la batería, inclusive bromeando con Marks, destacándose mucho también la cara de placer y regocijo del vocalista al escuchar el coreo de la gente de “ATHEIST, ATHEIST” entre tema y tema. Además, al ser una banda que hace bastante no gratifica al fandom con un disco en estudio, desde el lanzamiento del Júpiter en 2010, estaba un poco obligada a tocar clásicos, armando un setlist casi soñado para cualquier fan de la banda. Independientemente de que hayan estado o no en su previa visita a Argentina allá por el 2019 en Uniclub, donde quizás el set fue un poco más acotado, inclusive con un cierre a todo trapo con el duo de clásicos Mother Man seguido de Piece of time, esta vez era un sueño hecho realidad. Si bien fue todo mucha alegría y descontrol, no faltó el momento emotivo de la noche, cuando Schaefer hizo mención al difunto Roger Patterson, expresando “el verdadero arquitecto del sonido del bajo en el death metal técnico” antes de lanzarse nuevamente con todo de la mano de I Deny, promediando el final de la lista de canciones
Con CRYPTOPSY se abrió el telón por última vez en la noche, con los canadienses también formando con una alineación inusual: Flo Mounier derrochando talento y furia en la batería, Christian Donaldson en guitarra, con su sonido característico y despiadado, y el brutal Matt McGachy en los guturales, a quienes para la ocasión (y posiblemente el resto de la gira) se sumó Remi LeGresley, productor y guitarrista canadiense en lugar del icónico Olivier Pinard, cuya ausencia en el tour es un misterio. Tras un incendiario inicio con Slit your guts y el fervor de la gente en el inicio, el show se vió cortado al finalizar el tema tras la rotura de un tom de batería, forzando a una demora un tanto extensa. Durante este tiempo quizás Matt flaqueó en entretener el público, que agudizó el rotundo silencio hasta que pudieron reponerse y continuar con Lascivious Undivine de su último disco As Gomorrah Burns (2023). El show de los canadienses fue sencillamente brutal de principio a fin. No solo tocaron canciones de su último disco, sino que también repasaron grandes éxitos de None so vile y Blasphemy made flesh. Debo mencionar la estelar aparición de Sire of sin del Book of suffering Tome II y un bestial momento de McGachy donde replicó, casi a exactitud, el icónico grito en Open face surgery a mitad de set. Si bien todo fue bestialidad y vertigo por casi una hora, también fue demasiado directo, sin tanta interacción con la gente, aspecto donde la banda flaqueó bastante, pero no en demostrar que son máquinas de romper cráneos con sus canciones plagadas de artilugios técnicos. El cierre, con la promesa de un pronto retorno, fue también directo y frontal, con Phopobile seguido de Orgiastic disembowelment, cerrando por fin el telón del recinto de la calle Sarmiento tras una foto final, y la sensación de misión cumplida en los rostros de los canadienses.
Finalizando la agobiante noche de jueves, me queda la sensación de que, si bien no puedo negar mi predilección por la banda de cierre, CRYPTOPSY, siendo su primera vez en Argentina, el show debió haber sido mucho más extenso. O bien, que los protagonistas de la noche fueron ATHEIST por escándalo, con lo cual les hubiera correspondido cerrar la noche a ellos por favor y aliento de la gente. En fin, no importa. Cualquier alternativa que hubiese hecho mejor a la noche, no hay queja alguna de que lo vivido fue una verdadera misa de metal extremo, de esas que la gente necesita de vez en cuando para poder profundizar y saciar su sed de velocidad y violencia poguera. Considerando además los 30-40ºC de sensación térmica toda la tarde, se pudo hacer alusión al último disco de los canadienses (en su versión local) “mientras arde Buenos Aires”.
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