Año: 2024 | País: Argentina | Género: Death Metal Melódico | Sello: Independiente | Lemmymómetro: ♠♠♠♠♠♠♠♠♠♠ (10/10)
Corría el 2012 cuando vio la luz lo que, creo, fue el súmmum del melodic death metal en Argentina, el disco Into the Light de la mano de FRATER. Un disco bien agresivo, técnico y furibundo, con voces bien brutales, ritmos serpenteantes y una sonoridad que lindaba entre lo clásico y lo moderno, por lo menos para la época en cuestión. Tras cinco años sorprendieron con Pulso En Eclipse, que le ponía un poco más de énfasis a los sentimientos y melodías, tanto vocales como instrumentales, pero no perdieron el toque brutal que los caracterizaba. De esta manera, este nuevo disco titulado Sangre y Viento, tenía la premisa de continuar este statu quo de excelencia que venían arrastrando de antaño, considerando las cuestiones que afligieron a la banda hace unos años. La formación actual es la consecuencia de ello y se compone de: Joaquín Gómez y Andrés Bori en guitarras (este último también en voces melódicas) y Andrés Zadunaisky en bajo, que continúan del último disco, y se suman Juan Ignacio Orcajada como vocalista principal y Federico Mele en batería, quien también supo ser el motor a sangre de la banda en sus inicios y ahora es también el encargado de la mezcla y master del presente lanzamiento.
El Renacido es la pieza que ofició de adelanto del disco y la que también da pie a este largo camino de once canciones de forma espléndida. La placa abre con una intro ominosa y una explosión bien riffera que nos golpea de forma descarada desde el inicio, marcando un abrupto cambio detonado, lógicamente, por el cambio de vocalista, pero donde rescato muy a gusto los estribillos con esa voz melódica y rasposa de Orcajada, que le da un tono más feroz también a las nuevas producciones. Lo magnífico de este disco es que, si bien se mantiene una esencia que linda constantemente entre el melodeath y el metalcore más bien antiguo, también tiene muchos segmentos con tintes diferentes. Aparecen influencias progresivas como en Naufragar, Persiguiendo el sol o Mantra; cosas alternativas como en Cuentos o Laberinto, y por momentos aparece todo junto. Sin embargo, cada canción es un viaje único e irrepetible, donde las voces del nuevo vocalista titular, se baten a duelo con las del violero Andres Bori para hacer una amalgama vocal simplemente exquisita, además de una ambientación pura y exclusivamente liderada por las guitarras, y secundadas firmemente por el bajo y la batería en segundo plano. La única crítica constructiva que quizás le haría en la mezcla es la necesidad de un poco de cristalinidad en algunos momentos puntuales donde no se terminan de saborear algunos matices, pero no es algo grave ni complejo.
Luego de la violenta y aguerrida Mecanicidad, llega el cierre triunfal con Sombra en la Oscuridad que empieza tenue y se convierte en una canción vertiginosa y cadenciosa que le termina de dar un matiz único a esta colección de canciones. Sangre y Viento de FRATER resulta ser un disco que, considerando las claras diferencias estilísticas, no logra superar a su antecesor Pulso en Eclipse, y tiene muchas dosis de lo que fue su obra maestra debut, pero también al mismo tiempo supieron presionar su creatividad dentro de sus límites y seguir sonando como una banda moderna dentro del sonido metalcore. Sin embargo, no le quita a la banda ese status quo de élite que supieron forjarse en la escena nacional, tras algún tiempo de incertidumbre para el fandom, y por escándalo, salvo algún as bajo la manga de algún gigante nacional, nos brindan lo que considero es el mejor disco de metal nacional del 2024, y no aceptaré comentarios al respecto.