Fecha: Viernes 24 de Marzo | Hora: 20: 30 | Lugar: El Teatrito | Banda Invitada: DOSEL
Pocas bandas son capaces de tener una mirada tan cercana al presente como KATATONIA, lo que representa un gesto que da cuenta de cómo la actualidad es la que hoy rige el destino de un grupo que hizo de su propia transformación una manera de entender la música. Sin lugar a dudas, la última obra de los suecos, “Sky Void Of Stars” lanzada a principios de este año, es un disco que rankea muy arriba en una discografía que ha tenido momentos altos y otros en los que el grupo pareció estar en un peligroso piloto automático, por lo que reencontrarse con la faceta más melódica, ganchera y oscura de la banda, seguramente haya sido una gran noticia para los fans.
Entendiendo esto, no es casual que el comienzo del show haya sido con “Austerity” y “Colossal Shade” las dos canciones que inician el último disco de los suecos mostrando, en gran parte, la atmósfera general de la obra. La primera propuso la dimensión más melódica, mientras que la segunda trajo el sonido más pesado y oscuro con un estribillo bien cortante. Las dos contrastaron bien con “Deliberation” y dieron paso a otra canción del disco “Birds” muy festejada por un público que por sobre todo vino a escuchar y cantar las nuevas canciones.
Desde el punto de vista de la participación del público KATATONIA genera algo similar a lo que en su momento se vivió con bandas como ANATHEMA; casi nadie poguea, muy pocos saltan, pero casi todos y todas (con muy pocas excepciones) cantan cada canción de una manera apasionada, dando cuenta de lo mucho que significan las letras crípticas y siempre melancólicas escritas por JONAS RENKSE.
“Behind the Blood” y “Forsaker” fueron mostraron la faceta más oscura y densa de una banda que utilizó esos climas con una fluidez admirable. En este sentido, incluso desde la iluminación del escenario (luces rojas y azules, con tonos intensos y oscuros, y la cara de los músicos por momentos apenas visible) contribuyó a crear el clima que proponen las canciones de los suecos. Más allá de las sutilezas que pueden proponer las sonoridades propias de cada canción y cada disco, hay una especie de continuidad en la propuesta general de una banda que propone, por sobre todo, una búsqueda catártica, intimista y trascendental.
De esta manera, canciones como “Opaline” (junto a “Atrium” las últimas que sonarían de “Sky…”, el disco con más presencia durante toda la noche) y la continuidad con “Buildings” dieron cuenta de que más allá de que uno podría establecer un vínculo entre las canciones editadas en el último disco y la cadencia de las clásicos como “Last Fair Going Down”; la banda elige realizar en vivo un recorte que refiere a su última etapa discográfica (desde “Viva Emptiness” en adelante), toda una decisión que deja afuera lo que para muchos son los mejores discos de la banda, pero que al mismo tiempo renueva de manera radical el set.
Un JONAS REISKE, por momentos parco y por momentos con un irónico sentido del humor (felicitó a argentina por el mundial y dijo que Suecia en el futbol es un desastre entre otras cosas), presentó a “My Twin” como un supuesto hit “para una banda que no tiene hits”. Claramente la presentación fue apropiada porque generó una explosión en el público que ninguna de las canciones logró con anterioridad (más allá que las canciones del último disco fueron las más festejadas). Desde el punto de vista sonoro, siguió la línea que propuso todo el show. Un sonido parejo y nítido permitió que la banda de cuenta de sus contrastes, más allá que haya sido polémico que frente a la ausencia del guitarrista y miembro fundador ANDERS NYSTRON (quien no salió de gira por motivos particulares), ROGER OJERSSON sea el único guitarrista en escena. Más allá de que mucha de la interacción con los teclados y la otra guitarra fue reemplazada por pistas pregrabadas, que se acoplaron perfectamente a las canciones; por momentos se sintió la falta de una guitarra en vivo y en directo que hiciera de base para canciones como “Old Heart Falls” y “Untrodden” con segmentos instrumentales más pesados que más allá de la buena tarea del guitarrista y en especial de la base construída por DANIEL MOILANEN en batería y NIKLAS SANDIN en bajo podrían haber encontrado más contundencia con otra guitarra contrastando sonoramente en vivo y en directo.
En este contexto el cierre con “July” y “Evidence”, la primera uno de los clásicos de la última etapa y la segunda una melancólica manera de cerrar el set y volver a casa permitieron que los suecos culminaran un show que, a pesar de incluir solo canciones de la última etapa, dejó a todos conformes. No tener hits parece ser una ventaja para una banda que más allá de todo, tiene una serie de canciones que brillan por sí solas sin necesidad que las luces del mainstream le den su aprobación. Bien por ellos.
