Estableciendo el nuevo orden, hoy como ayer
Con disco nuevo bajo el brazo, MALÓN volvió a Comodoro Rivadavia para romper mandíbulas, una vez más. La presentación de “Nuevo Orden Mundial” en la capital nacional del petróleo no fue una más. El lunes 23 de noviembre, el Complejo Huergo del barrio General Mosconi fue testigo de un reencuentro largamente esperado, no porque hubiese pasado mucho tiempo desde la última vez que la banda pisó la tierra de los vientos, sino porque llegaba para desnudar en vivo parte de lo que significó nada más y nada menos que una nueva creación compositiva en el nombre de MALÓN, después de casi 20 años. Casi nada.
Sin bandas soporte anunciadas, los peregrinos fueron cayendo a cuenta gotas al Huergo, y media hora antes del pautado horario de inicio, apenas un puñado de metaleros había ingresado al recinto. Recordemos que fue un lunes, y hay que aclarar que el show estaba programado para las 21:30. Complicado, por ser día laboral y por el horario. Sin embargo, a eso de las 22:00 empezó a irrumpir la negrada cansada y hambrienta de poder metalero, en una noche cálida que mutó en caldera para los que estuvimos ahí adentro.
La Estampida
Con una sencilla puesta en escena, sin pantallas ni demasiados artilugios, y con un gimnasio ocupado en un 70% de su capacidad, las luces se apagaron a las 22:10 y el rugido de los fieles se entremezcló con los sonidos nativos de una intro que transportaba el alma a las tolderías. Desde las sombras fueron apareciendo de a uno: Claudio “Pato” Strunz en la batería, Karlos Cuadrado en el bajo y Antonio “Tano” Romano en la guitarra, para que se enciendan las luces del escenario y estalle “Nuevo Orden Mundial”, tema que le da nombre a la última placa, mientras salía a escena Claudio O’Connor sin que su vozarrón pudiera escucharse en la primera frase, por cuestiones de sonido.
El sonido atentó contra el espectáculo en algunos tramos, sobre todo en el arranque, porque el “Pato” Strunz también tuvo problemas con el sonido de su batería después de que irrumpiera “El infierno de ayer”, también del último álbum, donde O’Connor gritó “¡Comodorooooooooooo!”, para el delirio de la gente. Más allá de algunos contratiempos, la fiesta nunca decayó, y en ese break inesperado que ocurrió tras los parches, el “Tano” Romano tocó un riff seco, miró al público como esperando respuesta y todos entonaron “Baila la hinchada baila, baila de corazón, somos los negros, somos los grasas, pero conchetos no”. Eso se llama empatía. Y se repetiría más tarde.
Ahí nomás arrancó “Grito de Pilagá”, como para empezar a echar mano a las canciones gloriosas después de un doblete demoledor con lo más nuevo. Cuando uno está adelante, pegado a las vallas, el doble bombo del “Pato” estremece, acribilla. El parquet llegó a latir en esa zona de fuego. Sin dar respiro, sonó la sublime “Nido de almas”, otra obra del segundo álbum, “Justicia o Resistencia”. A esa altura, el pogo ya se había instalado sin pedir permiso y empezaban a escucharse los primeros “Olé, olé, olé, olé, Malón, Malón”.
Sentido de Pertenencia
La emoción fue creciendo a pasos agigantados. Perlitas como “Síntoma de la infección”, “Gatillo fácil” y “Cancha de lodo”, todos de la primera placa, “Espíritu Combativo”, prepararon el ambiente para darle la bienvenida al primer cover de HERMÉTICA, “Vida impersonal”. Si no cantás “Ya no maltrates a tu animal…” a garganta partida, no tenés sangre. Todo el recinto fue un coro enardecido, por supuesto. “¡La ‘H’ no murió!”, entonó después la monada. Con la adrenalina a flor de piel, pasaron “Cicatrizando”, “Barbarie colectiva” (el ganchero tema de lo último) y “Culto siniestro”, uno de cada disco, para arremeter con otra patada en la frente con el sello de la “H”: “Atravesando todo límite”.
El sentido de pertenencia que genera ese tipo de obras, supera cualquier diferencia. Sentirse parte de una comunión de almas y generaciones que se despegan del suelo ante cada gema de HERMÉTICA, es encontrar las respuestas a todo, es una epifanía: “esto es la felicidad”. MALÓN y su embestida no dan tregua. La ajustada base que componen Cuadrado y Strunz, los riffs inmensos y memorables de Romano y la voz desgarradora de O’Connor, conforman un combo avasallante en vivo.
Pasaron “Hipotecado”, “Devorador de sueños” (del último disco), “30.000 plegarias”, “Bajo el dominio danzante” y “Revolución nacional”, coreados a morir, para que luego O’Connor se dirija al público manifestando su agradecimiento y poniéndole humor al lunes, que estaba cerca del martes. “Desde ya, estamos eternamente agradecidos por la presencia en un día lunes. Sabemos que mañana ninguno tiene que ir a laburar. ¿No es cierto?”, tiró, desatando el aplauso general, mientras el “Pato” realizaba tomas de la gente con su celular.
Las joyitas que quedaron para el final, le pusieron el mejor broche emotivo a la noche. “Malón mestizo” arrasó y ahí nomás sonó una de las obras que HERMÉTICA convirtió en himno del metal: “Evitando el ablande”. Un gran círculo se formó en el campo, en el sector cercano al escenario, y después fue todo un caos maravilloso. ¡Y faltaba más! “Castigador por herencia” se metió de puro corajudo y dejó sin aire hasta al que tenía más aguante. Quedaba la frutilla del postre, la más esperada. Cuando se escucharon los primeros riffs de “Tú eres su seguridad”, otra vez la “H” hizo rendirse a sus pies a todos los presentes.
Todos cantaron todo el tema, hasta quedarse sin voz ni fuerzas en los brazos, de tanto mantenerlos en alto con los cuernitos, con el puño cerrado o con el índice apuntando a las alturas. MALÓN dejó la piel en el escenario y la indiada lo festejó con una incesante ovación en la despedida. El nuevo orden ya fue establecido, para que no queden dudas que la banda está más viva que nunca, hoy como ayer.
Texto: Lorenzo Martins
Fotografía: Aylén Martins
Agradecemos a Néstor Marín y a Leonardo Louro, responsables de la banda, por la acreditación al evento. | © METAL-DAZE.com | Todos los Derechos Reservados | Facebook | Twitter |
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