Año: 2017 | País: Argentina, Buenos Aires | Género: Sludge Metal | Formato: CD | Sello: Independiente
La espera para MONTAÑAS al menos con nosotros terminó, sí, como la primer hermosa canción acústica que nos introduce al disco. Antes de arrancar a contarles de que trata el mismo, debemos (debo) hacer un mea culpa inicialmente y contarles que el mismo nos llegó hace bastante tiempo a nuestra redacción (2018), especialmente a manos de quién redacta, y pero por h o por b, no nos habíamos (había) expresado al respecto. Y la verdad es que el presente es un disco del cual merecen decirse cosas.
Y no solo porque goza de una hermosa tapa (para mí una de las mejores del 2017) sino porque tiene un sonido muy copado, bien valvular, crudo y compacto, que hace honor a esas bandas de sludge/stoner rock/metal que se han avecinado desde hace unos años atrás a la fecha, y a la vez, dado en la clave de este género que tiene la virtud de no encasillarse con nada ni con nadie.
Situación que después de que MONTAÑAS haya editado un EP en el 2014, en el pasado 2017, sacaron su primer larga duración. La banda es muy buena, copada, y la primer impresión que tengo después de escucharlos… y escucharlos, terminé en la de “si te gusta o no te gusta”, y a mi me gustaron sinceramente. Tienen un sello y timbre como banda bastante especial.
Hacen hincapié en todo el disco en el Riff de la guitarra de Ramiro Suárez, pero con un gran acompañamiento por parte de Diego en la voz, Emilio en la bata (me encantó el sonido del bombo en el disco) y las bases de Andrés en el bajo, bien grave por cierto. Desde que arranca el disco hasta que termina en su casi hora de duración es un viajecito, de esos discos que te sirven para transitar por caminos cordilleranos de ripio (como ya lo he hecho) y se disfrutan aún más.
El impacto en su inicio es loco, porque la intro poco coincide con la furia prevista a continuación por “Todo el dolor”, el que con toda furia era definitivamente el tema para que el disco arranque. No esperes solos virtuosos o cosas por el estilo. Espera una masa áspera y contundente y ganchera, como lo es el caso de “Perro del infierno”, que si te sirve de dato, hoy por hoy es la más escuchada en Spoti. Y si bien le han querido dar mucho filo al sonido de la viola genera a la vez un lindo ensamble con la voz, la cual dista justamente de ese parámetro.
Se combinan y conjugan momentos trabados en el disco y headbangueros, como en la canción homónima que representa el título de la placa (con unos acordes bárbaros) y a la vez momentos fumetas y súper disfrutables como en canciones voladas como lo sentido en “Atado a mis huesos”, sin antes dejar de mencionar la poderosa y poguera “El último planeta” o la encrucijada musical que plantean con la álgida “Constelaciones”.
Y retomando un poco lo dicho anteriormente, estamos ante una placa de letras sobrias, las cuales entremezcladas con lo tocado, hacen un lindo enjambre pero sin nada de miel y cosas dulces de las cuales vos podrías imaginarte en un panal convencional. MONTAÑAS es una banda polenta y garagera, no se comen ninguna y van para el frente. De todas maneras, como mencioné al principio, uno le da a la banda una estructura musical y los tipifica con un género, lo cuál a veces no es bueno, pero sí lo es quizás para quienes están leyendo sepan al menos dónde posicionarse al momento de interesarse por la banda, sea por mi escrito o porque la encontraron en Spotify.
Como dato extra te cuento que el disco fue grabado en Frey Estudios y en el Estudio Wacala entre 16/17 y mezclado en el último sitio mencionado por el mismísimo baterista de la banda. El Master corrió por cuenta de Cana San Martín en Astor Mastering y la producción fue a cuenta de la banda aunque Emiliano fue artísticamente el líder. El arte en manos de Santiago Caruso, me pareció bárbaro, y en la presente edición editada en digipack uno puede disfrutar en su totalidad la portada cuando el disco es casi desguazado en dos.
Síntomas similares a los ya descritos encontramos en “La pérdida” y la cuestión más folcloresca y nativa se relucen cuando nos adentramos a escuchar “El frío”, la cual es digna de escucharse a la orilla de un río. Sucede totalmente algo distinto cuando llega “Eterna, la muerte” o “La gran oscuridad” que lejos de inmiscuirse en un mundo opaco, entrega una banda de luz y energía al casi cierre del disco, a pesar de su densidad y pesadumbre que a cuestas lleva. Y si me preguntás más, es una de las canciones del disco que elegiría para arrancar un show “x”.
Para el cierre la tormentosa con “Todo el poder” le otorga un cierre a la placa totalmente honesto, respaldando todo el trabajo ya escuchado y digerido. “Cargados…” es un disco definitivamente cargado de furia y que juega al límite del género planteado y que no tiene límite alguno. De hecho creo que una vez finalizado el mismo, los músicos y asistentes que intervinieron en su proceso imagino deben haber sentido cosas parecidas.
Suelo ver y escuchar a diario muchas bandas Argentinas como esta, algo así como romperse el traste componiendo música y el caso de MONTAÑAS no es la excepción a la regla. Con lo cual, insisto, felicito a ellos por su trabajo y me disculpo nuevamente por el tiempo transcurrido, a pesar de que la música llega cuando tiene que llegar, independientemente de que a través de unas míseras palabras pueda o no alentarte a escuchar esta placa, de una banda que a mí criterio no es una más aunque tenga vestigios de cosas ya hechas. Pólvora hay una sola, pero no todas explotan igual.
Si querés saber más de la vida de la banda, metete acá: https://www.facebook.com/montanasludge/
Texto: Hernán MazónAgradecemos a la banda por la facilitación del material.
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