Culpa, Remordimiento, (Esperanza) y La Sinfónica de Miguelito
(N. del Redactor: Busquen la canción “Guilt and Regret”, de Sentenced, y aprecien la letra. A ellos agradezco -y a la pobre Hope- la inspiración para esta crónica)
“Culpa”, “Remordimiento” y yo somos tres hermanos que vivimos pegados. Los odio. Y ellos a mí. Pero vamos juntos a todos lados. Y el recital de OPETH en Groove no fue la excepción.
Con la lluvia como perfecto telón, llegamos temprano al ex templo cumbiancha de Palermo, a tiempo para escuchar a LA INTERNACIONAL ERRANTE. “Culpa” y “Remordimiento” se hicieron presentes para destacar lo errado de un banda tan parecida a INCUBUS podía estar en una velada como la de los suecos de Mikael Akerfeldt. Los dejé pelearse tranquilos, porque tenía a nuestra pequeña hermana “Esperanza” oculta, esperando me iluminará la noche tan hermosamente lluviosa. Pocos minutos antes que OPETH pise las tablas, “Esperanza” estaba contenta y me susurraba al oído que sería una noche imposible de olvidar.
Sin grandes preámbulos, “Sorceress” abría el recital con ese tinte setentista y progresivo que invadió a los suecos desde hace varios discos. “Culpa” y “Remordimiento”, viejos compañeros de recitales y bastante cabezotas no tardaron en señalarme cuánto extrañan los gruñidos y la pesadez de los tiempos de “Morningrise” o “My Arms, Your Hearse”. “Esperanza”, por su lado, parecía disfrutar el recital y hasta incluso llegó a contagiarme su tímido entusiasmo, apagando esa parte de mí que extraña al “viejo” OPETH.
Akerfeldt, viejo zorro, sabedor de lo variopinto de su repertorio, enseguida mechó “Ghost of Perdition” y “Demon of the Fall”, gemas más rudas del pasado de OPETH. Y la verdad que no podía estar más feliz. “Esperanza” parecía fortalecerse con cada nota que ambas guitarras fabricaban con la parsimonia de un artesano y la complejidad de un ingeniero nuclear. Porque eso es OPETH, un grupo de cinco músicos que se amalgaman uno encima de otro, tejiendo nota sobre nota sin preocuparse por un lucimiento personal sino por un sonido memorable que me animo a decir ninguna banda luce hoy en día (quizás el viejo PORCUPINE TREE, donde “oh casualidad” lidera Steven Wilson, viejo compinche de Mikael).
Cuando todo parecía encaminado hacia la apoteosis, con la gente en comunión con los músicos, sonido impecable y la aparente desaparición de los molestos “Culpa” y “Remordimiento”; algo se resquebrajó. Quizás sea mi impresión, pero si bien el tema que siguió, “The Wilde Flowers” no está en mis preferidos dentro de un álbum que no está entre mis preferidos, la cuestión no era lo que entraba por mis oídos. Busqué a “Esperanza” y la ví, pero lejos y borrosa. Y ahí sentí lo que sentí. Sentí que si quería abrazar, mis abrazos se perdían en el aire de un Groove que encima acusó un incrementó de temperatura tan brusco como fatal. Quise besar esas melodías que tanto placer me dieron, y sentí como mis labios bailaron como un trompo en una noche que se me tornó confusa.
“Culpa” y “Remordimiento” me susurraron un “¿viste? Tu noche no va a ser perfecta”. En un desesperado acto de arrojo, “Esperanza” me hizo ver que desde el escenario bajaba “The Face of Melinda”, sin dudas una de las más hermosas canciones que los suecos trajeron a este mundo. Seguido sonó “In My Time of Need”, del maravilloso “Damnation” y todo pareció repuntar.
Pero fue una ilusión. Embelesado con las melodías del disco con el cual OPETH entró en mi vida para siempre, no ví como “Culpa” y “Remordimiento” raptaron a “Esperanza”. Esperanzado en lo que vendría, que supuse sería algún tema más de ése OPETH que me fascinó hace década y media, no supe cómo hacer para evitar que todo cayera. Ojo que lo que siguió fue impecable. Los muchachos repasaron su discografía de a un tema por disco (exactamente), en un set-list al menos debatible. Lamentablemente para cuando llegó el turno de “The Drappery Falls” del perfecto “Blackwater Park”, el efecto se había diluido. Lo mismo pasó con “Esperanza” que reapareció con un tímido beso, pero algo no estaba bien. Pude ver cómo “Culpa” y “Remordimiento” se llevaban a “Esperanza”, perdiéndola de mi vista. Sus risas se confundieron con las del público, entretenidos con un Mikael (si bien hizo mención al atentado sufrido en su natal Suecia el día anterior) más jodón que de costumbre, llegando a incluso autobautizarse “Miguelito”.
La gente deliró con el show y hasta me animaría a decir que por la concurrencia, OPETH sacó pasaje al club de los más queridos por el metalero argento. ¿Yo? Quizás sea que estoy exigente, más aún con aquellos que tanto me fascinan, como OPETH. Pero si bien logré perder de vista a mis dos odiosos hermanos, me fui triste, creyendo que algo faltó en la noche. Aunque todavía quede por resolver si es verdad eso de que lo que nunca se pierde es la “Esperanza”.
Texto: Rodrigo San Miguel
Fotos: Caro Staley
Agradecemos a Tone vía Rock & Reggae por la acreditación al evento.
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Setlist
- Sorceress
- Ghost of Perdition
- Demon of the Fall
- The Wilde Flowers
- Face of Melinda
- In My Time of Need
- The Devil´s Orchard
- Cusp of Eternity
- Heir Apparent
- The Drapery Falls
Bis:
11. Deliverance.