SONATA ARCTICA en vivo en Argentina: “El dolor de ya no ser”


Nunca pensé usar una frase de un tango para un crónica de metal, pero acá estamos. Cuando algo está tatuado en tu pasado, tenés dos opciones: recordar lo bueno que fue o lamentar lo bueno que ya no es. Seguro podrás aplicar el concepto a muchas cosas o gentes de tu vida, pero hoy lamentablemente debo aplicarlo a mi gran amigo TONY KAKKO y su banda, SONATA ARCTICA.

En el viaje de ida al Vorterix me fui psicopateando, tratando de hacer un cruel juego: ¿Qué temas de los últimos diez años pondrías en sus Grandes Éxitos? Como supondrán, no son muchos. Pensé y pensé, tanto pensé, que llegué tarde para ver a BOUDIKA. El combo no era difícil de adivinar al ver a una muchacha en la voz y escuchar el cover elegido: “Wishmaster”. Osada elección y así lo pagaron, porque les quedó grande el zapato. La banda suena bien, pero les falta esa pizca de personalidad que quizás adquieran con la experiencia. Sí vi entero a MAGIKA e hice otro rápido juego mental (era viernes, comprendan mi limadura): hacer un decálogo de lo que esperás de una banda “argenta”. Todo lo cumplen estos chicos, lo bueno y lo malo. Googleen y saquen sus conclusiones, la banda lo merece.

A pesar de ciertos resquemores, ya que al día siguiente era el Maximus, más los Sideshows de la semana, más RHAPSODY al finde siguiente; el Vorterix estaba casi al tope de su capacidad, y con muchas ansías de verlo a KAKKO y compañía. Y no es caprichoso que lo diga así. Tony se copió mucho de su amigo TUOMAS HOLOPAINEN y en ése sentido armó la banda a su mejor criterio. Así como TUOMAS tiene un MARCO, TONY tiene a HENRIK KLINGENBERG, siempre dispuesto a secundarlo pero nunca opacándolo. Así como uno tiene a EMPU y su cumplidora pero poco virtuosa viola, KAKKO tiene a TOMMY PORTIMO en batería tan destacado como un posapava, pero igual de cumplidor (quemale el mantel a tu vieja y me contás)… Y así podría seguir con el resto, pero con una gran diferencia, uno no es el otro. Más allá de la letra inicial, TONY no es TUOMAS.

Ojo, con el caudal compositivo le alcanzó para subirse a la ola que desató Ecliptica, un disco furor combinando melodía y velocidad de una forma inhumana, y que fue bajando y bajando hasta casi apagarse luego de Unia.

Acaso el último disco, The Ninth Hour, sea la mejor metáfora de lo que son hoy día. “Closer to the Animal” y “Life” abrieron el show así como lo hacen con el disco y todo Vorterix abraza el espejismo. Buenas melodías, gancho, coros para rasparse la garganta. SONATA no cambió, giles… Pensó alguno, hasta que aparece “The Wolves Die Young” y la monotonía inunda el recinto. “In Black and White” trae la nostalgia de lo que puede haber sido el último disco zafable de la banda, pero poco más.

Pero cuando todo aparece perdido, TONY mueve la muñeca, hace un pase de magia y te trae “Tallullah”, acaso una de las baladas más sentidas y lacrimógenas del power metal. Y si la gloria de “FullMoon” hubiese sonado pegadita, hoy hubiese escrito otra cosa, pero este TONY se empecinó con “Fairytale” del último disco y nos metió en una montaña rusa de glorias pasadas y emboles presentes. Porque luego de que todos coreamos con alegría el “Runaway, Runaway, Runaway…” de la mejor canción jamás escrita sobre Hombres Lobo, volvió con “Among The Shooting Stars”, otro medio tiempo que no se decide a ser balada del disco que, al fin y al cabo, estaban presentando.

Ya sé, con RHAPSODY a la vuelta de la esquina con su show 20 años y tocando su mejor disco entero, sería fácil pedirle a SONATA que haga “Ecliptica” entero, palo y a la bolsa. Destaco los huevos de no rendirse a ser un “one hit wonder”, pero algo anda mal ahí. De varios discos para acá la magia aparece a cuentagotas. Vos podés enamorarte de la mejor mina del mundo y tener esa maravillosa noche de telo de mala muerte; pero si después la ves una vez por año, mejor llamar las cosas por su nombre. SONATA se volvió una banda hermosa para revisitar esos dos o tres discos que están supergastados al lado de sus producciones más nuevas que aunque nos cueste uno y medio comprarlas, pocas veces le damos Play.

Uno ansía quererlo a TONY, y perdonarle todo, pero si encima cuando saca un tema del segundo disco, elige “No More Silence” y no “San Sebastian”, te la hace difícil. Como cuando decidió prescindir de los servicios de JANI LIIMATAINEN, guitarrista a mi criterio gran responsable del sonido de la banda en sus comienzos y reemplazarlo con un bastante mediocre ELIAS VILJANEN.

El resto del setlist siguió la misma tónica, levantando con el frenesí de “The Power of One” y bajando luego con “I Have a Right”. Ni en el bis la pegaron cuando en vez de un “Kingdom for a Heart” o el mencionado “San Sebastian” dejaron un “Don´t Say a Word” con gusto a poco.

Terminó SONATA y muchos de los presentes, los más jóvenes, se fueron con las ganas de revancha pronta. Espero TONY se las dé… Quizás hable con LUCA TURILLI y se dé cuenta que en dos años “Ecliptica” cumple 20 (y de paso capaz ve lo de HELLOWEEN y llama otra vez a JANI). Veremos…

Texto: Rodrigo San Miguel

Fotografía: Karina Parodi

Agradecemos a Gaby Sisti vía NWM Productions por acreditación al evento.

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