THE MISSION en vivo en Argentina: “Un show como para seguir creyendo”


Fecha: Jueves 17 de octubre de 2024 | Hora: 20 hs. | Lugar: Groove | Bandas invitadas: INAZULINA & CHRISTIAN DEATH

La conjunción del mal funcionamiento del transporte público + día laboral + horario inusual hizo que lamentablemente nos perdiéramos de llegar a ver a las dos bandas invitadas. Realmente una pena, ya que las propuestas eran más que atractivas y, aun si no lo fueran, lo ideal es cubrir la totalidad de la fecha. Pero digámoslo: dar comienzo al concierto un jueves a las 18:30 hs (18:00 hs fue la apertura de puertas) atenta contra la asistencia de público. Pierden las bandas, pierde el lugar anfitrión y (entre otros) perdemos los medios. Por suerte nuestro fotógrafo sí pudo llegar a tiempo y al menos las imágenes de todas las agrupaciones están disponibles.

Pero al menos cuando los cabeza de cartel aparecieron en el escenario, estábamos con cámaras y lapiceras en mano para plasmar todo lo que allí aconteciera.

“… I still believe in God, but God no longer believes in me…”

Una voz en off recitando esta sentencia fue lo primero en oírse. En ese momento la banda ya estaba presta a comenzar y lo hicieron justamente con Wasteland. El sonido en general no era del todo potente, pero estaba muy bien. El estilo postpunk de THE MISSION no necesita decibeles al por mayor, sino que la claridad sonora sea fundamental para apreciar la propuesta y, por ese lado, no hubo ningún inconveniente. El público presente, que se había acercado en buen número, disfrutaba la magia que bajaba desde el escenario. Beyond The Pale y Like A Child Again, corrieron la misma suerte que la canción de apertura, aunque esto de ninguna manera las opacó.

Cuando fue el turno de Swoon, el volumen y el sonido en general tomaron nuevas fuerzas sin perder nitidez. Y ahí se sintió distinto. Eso místico que tienen los ingleses, impregnó el aire. Porque si bien Wayne Hussey, (como nos contó en la entrevista que le hicimos), no se siente cerca de la movida gótica de otras bandas, y ahí están sus canciones que dan fe de ello, escuchándolas nos damos cuenta de por qué muchos no están tan de acuerdo con él. La mirada oscura sobre la existencia, el conflicto con Dios (el que sea), la presencia de lo místico en la vida y cierta angustia que se deja notar aún en los temas más fuertes, producen un halo misterioso alrededor de ellos. Así las cosas, quien quiera creer en una divinidad lo hará y quien quiera pensar que los dioses lo han abandonado a su suerte, también.

Más allá de todas estas cuestiones, sobre el escenario la agrupación seguía dando un excelente show con canciones como Garden Of Delight, la nueva y muy interesante Kindness Is A Weapon o el muy buen cover de NEIL YOUNG, Like A Hurricane, mientras que debajo el público alucinaba cantando. Y había en los looks, las miradas y el goce, algo a modo de misa, de celebración, de ritual, que tenía un poco de introspectivo aún en el agite. Porque no lo duden, se disfrutó muchísimo. Wayne Hussey se encargó de las voces y tocó toda la noche con una guitarra de 12 cuerdas. Temprano comenzó a interactuar con la audiencia y su figura, como su voz, fueron in crescendo a medida que pasaban los minutos. Hermosa la inclusión de Can’t See The Ocean For The Rain en el setlist, lo mismo para Afterglow. El primer final se dio luego de Stay With Me, Kindom Come y la portentosa Deliverance.

Pero todos sabíamos que más allá de la seguidilla de clásicos, esto no había sido todo. No podía serlo. Y no lo fue. Con las pulsaciones de todos a mil, la bellísima Butterfly On A Wheel (precedida de una versión acústica de Love Me To Death) fue casi como un golpe bajo que emocionó a todos los presentes; alcanzaba con ver las caras y escucharlos cantar con la banda para darse cuenta. Con Severina, más la muy intensa Swan Song, quisieron hacernos creer que ahora sí había llegado el momento de despedirse… pero el público no se las iba a hacer fácil. El pedido de que la cosa continuara, aunque sea un poco más, no se hizo esperar. Hussey, más el guitarrista Simon Hinkler, el bajista Craig Adams y el baterista Alex Baum volvieron, sí, pero no solo para cumplir, porque se despacharon con un trío de temas que poco tenía de simple trámite. La tétrica Wake (RSV) reavivó los sortilegios que mantenían como hechizados a los presentes; Never Let Me Down Again (DEPECHE MODE) sorprendió muy agradablemente y, para el final, un broche de oro a la altura de las circunstancias, ya que Tower Of Strength reúne en una sola y poderosa canción, todos los elementos que hacen de THE MISSION una banda tan especial.

Ahora sí, los músicos, tan emocionados como sus fans, se despidieron, se encendieron las luces y… terminó el concierto, pero la magia desplegada esa noche, no.

Porque todavía tenemos razones para creer en THE MISSION; quizás porque ellos siguen creyendo en nosotros.

Texto: Santiago Izaguirre
Fotos: Joaquín Oñate
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