VITICO Y LOS LEONES en vivo en Comodoro Rivadavia: “Viejos son los trapos”

Fecha: Domingo 28 de julio de 2024 | Hora: 01 hs. | Ciudad: Comodoro Rivadavia (Chubut) | Lugar: Sociedad Rural | Bandas invitadas: TORRE DE BABEL

En la historia del metal pesado argentino, no hay dudas que existieron dos bandas claves en la génesis de todo lo que vino después. Claro, nos estamos refiriendo a RIFF y V8, agrupaciones que definitivamente fueron claves en la formación de cientos de músicos que vendrían más tarde, muchos de ellos aún, hoy por hoy, arriba de un escenario.

En la trayectoria de esas historias musicales, por sobre todo la de RIFF que hoy ocupa nuestro relato, a cincuenta años de su creación fuimos parte, en cierta forma, de un clásico precursor a la hora de hablar de rock pesado. RIFF, emergida en plena dictadura militar, llegó con mucha desfachatez en su momento, a decir y mostrar lo que muchos no querían oír y, por sobre todo, ver: distorsión y mucho cuero. Sí, como esas camperas que al día de hoy a muchos de nosotros nos visten para, como una topadora, contraponerse a través de embates pesados del ‘peace and love’ reinante.

Los años corrieron y la banda grabó varios discos de estudio, algunos emblemáticos en vivo, tocó por todos lados (como lo hizo el 1982 en el gimnasio municipal de la presente localidad) y a nivel interno, vivieron muchos encuentros y desencuentros personales, algunos de ellos que poca o nula reparación quizás tuvieron y otros, por otro lado, se prestaron para cambiar de formaciones y seguir adelante de una u otra forma hasta hace no mucho, como RIFF o con proyectos personales asociados donde pudieron despuntar el vicio.

Cuestión que muchos de estos ya próceres rockeros de nuestra nación como Pappo, Vitico, Michel, Bob, Oscar, Juan Antonio y otros que atacaron el seno del grupo, han sabido llevar su vida musical en solitario o en agrupaciones, sin poder olvidar su insoslayable pasado. Y el no olvidarlo es, en algún punto, no dejar de recordar lo fructífero que fue; que en definitiva, y más allá del mundo, el éxito que tuvo en solitario cada uno después, nada se compara a lo hecho propiamente con RIFF.

Es en este contexto que emergen personajes divinos como Víctor “Vitico” Bereciartúa quien, a sus 75 pirulos tiene ganas de seguir rockeando por cuánta ciudad se le ponga por delante. Es probable que, tanto vos como yo, en una situación así nos quedaríamos en casa mirando una película por Netflix; él, en cambio, decide armarse y rearmarse una y otra vez, ya sea como VITICUS o bien como lo fue en esta oportunidad con LOS LEONES (banda de rock tradicional), para fusionarse justamente como VITICO Y LOS LEONES y salir a girar por dónde los convoquen a tocar canciones emblemáticas, clásicas y ornamentales de la historia del metal pesado argentino y alguna que otra sorpresiva gema.

En esta oportunidad, la ciudad destino fue Comodoro Rivadavia y en la que suele suceder con frecuencia, como en muchas localidades fuera de la ciudad de Buenos Aires, la cosa arranca tarde. Y si de altas horas hablamos, fue justamente ya entrado el domingo en cercanías a las 2.30 AM para que la banda se haga presente en el escenario del predio de la sociedad rural de esa localidad.

Con un muy buen sonido y copadas luces reinantes toda la noche, el cuarteto se hamacaría musicalmente con un puñado de gente que se acercó a verlos, al cual por la magnitud del recinto y a decir verdad les quedó demasiado grande, pero el cual no deja de ser una apuesta honrosa de parte de sus organizadores, más allá de que en un futuro estaría bueno que la cosa se repita en algún lugar más íntimo.

Y ahí lo tuvimos… si lo hubieran visto al amigo Vitico llegar temprano para probar sonido y subir tarde a tocar, cuál pibe de 17 años en un festival cualquiera. En este sentido, lo acompañó una ajustada banda, la cual sonó muy uniforme y, más aún, siendo que hablamos de músicos que no son frecuentes en nuestro palo metalero más intrínseco, dejaron más que claro, post actuación, que el bajista ha elegido músicos de primer nivel, los cuales han reivindicado las canciones gestadas por Pappo y compañía de una gran forma.

Bajo el clásico eje de voces canónicas en modo trío durante casi todo en set y acompañando a Vitico como líder de la manada, los hermanos Demonio y el Pollo Pistarelli fueron un gran pie de apoyo para el histórico cantante y bajista, sumándose a ellos el prolijísimo Alejandro Soto en los parches, quién con sus buenos años de experiencia, dejó bien clara su técnica percusiva.

Y la verdad, que si bien de ante mano se suponía que todo pintaría para que sea una noche de tributo a RIFF, fuimos sorprendidos gratamente con un par de clásicos de PAPPO’S BLUES. Como para que te des una idea, la historia arrancó con canciones como Macadam 3, 2, 1, 0; Necesitamos más acción o La espada sagrada, que con las amalgamadas voces y la claridad que llegaba desde la batería con firmeza y prolijidad, se vivió un show limpio y nostálgico a la vez. Bien los violeros siempre, respetando cortes, alternándose solos, casi con un setlist sin parar, mientras Vitico iba marcando con su clásico bajo, su movimiento de rodilla y el clásico seño fruncido, el compás de cada canción que iba llegando como, Ex-terminador, En la ciudad del gran río o bien como lo fue en una de las más aclamadas: Que sea rock.

Sus primeras palabras de contacto llegaron a modo de agradecimiento con un “Gracias Comodoro, ¿La están pasando bien? Bueno, Vamos a hacer un tema para pasarla mejor…”. A lo que empezó a sonar otro hitazo como Sube a mi voiture y ahí nomás, de toque y casi sin respiro, No obstante lo cual.

Hubo un momento también para que El Canciller presente a la banda y también para que apele a sus recuerdos mencionando: “Hace mucho tiempo que no venía acá y la verdad, es un placer”, para acto seguido arremeter con El forastero y alguna que otra emoción para los presentes con dedicatorias dirigidas exclusivamente al siempre recordado Norberto Napolitano, al quién se refirió diciendo: “Vamos a hacer un tema que se lo dedico especialmente a Pappo” para, ahí nomás, de toque, despacharse con una sólida versión de Ruedas de metal.

Casi sin tregua llegarían más clásicos como Mucho por hacer, la sorpresiva interpretación de Fiesta cervezal junto a Sucio y desprolijo para cuando la cosa ya estaba cercana al cierre. Después de los amagues lógicos de retirada a los que siempre, de una u otra manera nos acostumbran, remataron la historia con Susy Cadillac y fue, finalmente, cuando la gente se desató frente al escenario, más lo hicieron no solo saltando y coreando cada canción, sino también bailando, en parejas o entre amigos, cuestión que no es muy común ver en los shows de los cuales solemos hablar por acá, así que si hablamos de reseñar algo distinto, fue el haber asistido a este show.

Llegado el momento de los bises, la banda se despediría con Sordidez y para cerrar la cosa, entre tanto clásico reinante y faltante, decidieron decir chau con No detenga su motor, canción que para esta altura fue la conclusión más adecuada para demostrar cómo un tipo de la década del 40, tiene todavía ganas de seguir rodando y mostrando lo que hizo, ni más ni menos, toda su vida que fue hacer música.

Eran las 3.50 AM, estábamos recontra cagados de frío, pero cuando se trata de dignificar carreras históricas de músicos que marcaron un camino, no hay clima o situación adversa que nos impida dar una visión. Acá quisimos llegar de corazón, pero también sabiendo que no sabemos cuántas veces más esto se podrá repetir. Vitico y sus creaciones junto a sus compañeros han sido históricas para la escena y lo siguen siendo, no han perdido vigencia. Lo bueno de todo esto es que tenemos gente con aires rejuvenecedores que, sin querer queriendo, te transportan a esos momentos en vivo que muchos de nosotros no pudimos tener con RIFF.

Así que les digo a todos esos que consideran que recordar el pasado recreando las canciones, que ellos mismos hicieron, es robar, que midan sus palabras y honren a esta gente que, sin lugar a dudas, tienen más cuerda que ustedes y yo a los treinta o cuarenta y pico de pirulos.

Si Vitico, que sea rock.

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