GOTTHARD, HAMMERFALL & EDGUY en vivo en Argentina: “Encrucijada de géneros con éxito asegurado”


Encrucijada de géneros con éxito asegurado

Muchas veces nos quejamos cuando las bandas de afuera llegan a tocar a países limítrofes y no lo hacen en el nuestro. En reiteradas oportunidades, seguramente vimos esto suceder, y poco podemos hacer más que rezongar. Bueno, en esta oportunidad tenemos que sentirnos orgullosos ya que sea tanto por esfuerzo de productores locales, y el mismísimo público, que gatilló su entrada, se hizo posible la llegada de tres bandas de primer nivel, como son los suizos de GOTTHARD, los suecos de HAMMERFALL y los teutones de EDGUY. También, por otro lado, resulta un tanto moderna la combinación de bandas de géneros tan dispares, pero poco esto importó, ya que ambos grupos demostraron públicamente sus ansiedades retenidas por esta gira conjunta. Todos llegaban con discos nuevos por presentar, con lo cual la lista de temas de ambas tres bandas rondarían a través del más nuevo, pero no faltaría la oportunidad de que hagan viejos clásicos que los reivindicaron como tal. Es también de destacar, como suele suceder en este tipo de eventos, que cada banda lleva a su gente, pero bajo conceptos claros de respeto, los presentes manejaron su ansiedad hasta a ver a sus prometidos en el escenario. Probablemente, más de uno se llevó grata sorpresa con la banda “que no fue a ver”, ya que todas, a su manera, dejaron un sello en el Teatro de Flores raramente no colmado. Casi cuatro horas bastaron para sacar una buena cantidad de conclusiones. He aquí un poco de lo acontecido, que esperemos prontamente se repita con otras tres, cuestión de no perder la costumbre.

Un poco más allá de las 19.10 hs. se harían presentes los que quizás junto KROKUS, lideran la escena hardrockera en su país de origen. GOTTHARD, quienes aterrizaban por segunda vez en nuestro país, llegaban esta vez no solo para recorrer algunos viejos clásicos, sino para presentar su más reciente producción denominada “Bang!”. La intro “Let Me In Katie” invitaría a la apertura del telón, e indicaría la llegada uno por uno los músicos al escenario, para que todo arranque explosivamente con el sencillo homónimo que le pone el nombre a su última placa. Y digo explosivamente, porque más allá de lo que puede dejar una banda netamente rockera sobre el escenario, va también más allá justamente de lo que puedan brindar sus músicos con cada instrumento. Resulta por momentos clave entender, como, una banda devenida de Suiza, y sin ser justamente este un país de esencia hardrockera, manifiesten dotes como si hubieran crecido en un ambiente californiano. No por cualquier cosa llegaron adónde llegaron, como así también pudieron demostrar reponerse a golpes bajos que les tocó sufrir en el seno de la banda. Y es justamente Nic Maeder, probablemente el que se a mi entender se ganó el respeto de sus seguidores, más aún en una banda de hardrock donde la voz es uno de los aspectos principales de la misma. Pareciera que con su presencia, atrás dejó la banda ante la ausencia de Steve Lee, a pesar de que probablemente el duelo prosiga y recordemos cada canción que cantó. Pero ante tan jodida situación, tanto la banda, como el mismo Maeder, muestran que están más vivos que nunca. Siendo esta una situación especial, la banda muestra mucha vida y se alzan a través de sus poderosas violas como una banda rockera por naturaleza. Hay muestras quizás muy sumisas de estrellato a través de algún gesto heroico por parte del guitarrista líder Leo Leonni, pero no mucho más que eso. Con estos aditivos, fueron bajando uno a uno los nuevos como “Get Up ‘N’ Move On”, “Sister Moon” y “Feel What I Fell”. Por otro lado pensaba, hay que hacer cantar al público cuando sos relativamente nuevo en una banda eh…y Nic lo logró. Pero no lo logró porque si, sino con el mismo esfuerzo que mostró su desempeño. El chabón canta bien y le mete mucha onda. Hubo tiempo también para que algún que otro solo de guitarra, acompañado por un cálido teclado, hicieran alarde de otras situaciones sobre el escenario.

También sonaron canciones de discos predecesores como “Right On” y “Master Of Ilussion”. Entremezclados con estos, no faltaron los famosos cánticos argentinos como el “Olé, olé…GOTTHARD, GOTTHARD”. El momento meloso de la noche llegó quizás con la cálida “Remember It’s Me”, la cual fue muy bien recibida por los presentes, siendo una de las más destacadas de la noche. La vuelta al último disco fue a través de “What You Get” y el redoble de esfuerzo vino a través de la canónica Starlight”, de lo mejor sinceramente. Explosiva y contundente por donde se la vea, teniendo como extra a su frontman con una viola en la mano -a pesar de que nunca se escuchó en este tema- como ya lo había hecho en otras partes del show. Probablemente el buen sonido del que gozó la banda fue también crucial para la degustación del show, que a cover de por medio, cerraron con el clásico “Hush” (BILLY JOE ROYAL), del cual a mi entender abusaron del clásico estribillo “Na, nanana, nana, na…” en la que también mecharon con una partecita de “Hey Joe!” (JIMMY HENDRIX). Cierre y despedida con el “hit” de la banda, “Anytime Anywhere”. Buena presentación, digna y por sobre todo, cargada de humildad, tal cual gesto luego fue verlos luego caminando por los pasillos del recinto mientras el resto de las bandas estaban tocando.

Siete años habían pasado desde que HAMMERFALL no pisaba nuestro suelo. ¿Causas? Al menos para mi, desconocidas. Cuestión que llegaron una vez más después de su última presentación en el país junto a KREATORKOTIPELTO en el estadio de Obras si mal no recuerdo, y, al igual que sus compañeros de tour, lo hicieron un poco más tarde de lo pactado. El reloj marcaba un poco más de las 21 hs. para que recién empiece a sonar la intro de “Hector’s Hymm” y que la banda salga explosivamente al escenario. Probablemente lo que ellos menos hubiesen querido es salir con el pie izquierdo, como quién dice, pero las condiciones del micrófono principal no estaban dadas y el amigo Joacim Cans no salió hasta tanto su compañero de batallas funcionó. Si vamos al caso, sus compañeros de banda, Oscar y Pontus lo suplantaron muy bien a dúo con los coros y poco se lo extrañó en el primer pasaje de la canción, a pesar del mal trago. Ahora, si, furioso y molesto, salió finalmente el frontman para mostrarnos todo su caudal, del cual luego hablaremos. Bajo ese contexto, y como si nada hubiese pasado, llegaron grandes canciones como “Any Means Neccesary” o “Renegade”. Pero, como era de esperar, la mayoría de los punteos se los llevó puestos el guitarrista enfáticamente “Malmsteeneano” que tiene la banda, como lo es Pontus Norgren a pesar de que Oscar Dronjak es artífice en varias de sus composiciones. Después de una breve introducción por parte del cantante, quién hizo referencia a un pequeño que está relacionado con la canción, llegaría el momento de ejecutar “B.Y.H.” (Bang Your Head). Ya, casi sin descanso alguno, llegaría “Blood Bound”. Tampoco faltó la chance de que en algún descanso, la banda, a través de su frontman, haga referencia a los años de ausencia en el continente, como tampoco el querer dejar en claro que Latinoamérica es uno de los públicos que más los banca, situación ya casi recurrente con las bandas que vienen de afuera. Ahora si, mi análisis dio cuenta, de que Joacim, el quizás emparentado por momentos con Michael Kiske, no estuvo en su día y vocalmente no estaba del todo entero. Vaya a saber porque, pero la gran mayoría de las canciones las cantó mucho la gente y no llegó a algunas notas por el mismo creadas en su momento. Se lo veía respirar hondo, y así todo, no llegó nunca al umbral probablemente deseado. Ojo! Esto no fue para nada un detonante y el cantante dejó todo, siendo cien por ciento disfrutable, pero las condiciones naturales corporales, a veces suelen jugarnos una mala pasada.

Ahora si, si hay algo que vamos a destacar de la banda, es que sigue siendo firme su propuesta con un heavy metal clásico, pero imprimen en cada composición una cuota de modernidad. No dejan de lado la vestimenta clásica de cuero, pero se permiten de sonidos que no son comunes escuchar en otras bandas, siendo este un eje principal, como la puesta en escena. Bajo ese contexto, tres de los cinco músicos rotan sobre un pedestal sobreelevado en el escenario, que les da otra impronta y juegan con eso, y lo hacen bien, destacando más aún su performance. El recital siempre fue al frente y el sonido los acompañó. También llegó el turno de una de “Legacy Of Kings” como “Let The Hammer Fall” como así también se hizo presente “Glory To The Brave” a través de “The Metal Age”. En otro sentido, debemos destacar también, que la “H” sueca es una banda a la que en vivo le asientan muy bien los coros, los cuales mantienen la estructura de las canciones de estudio, situación difícil de lograr, más aún cuando los mismos tienen una cuota sinfónica importante. Ejemplo de esto, fue la ejecución de “Last Man Standing”. Para ya casi el cierre, llegó el turno del single “Bushido” del último disco, “(r)Evolution”. Acto seguido escuchamos la homónima que da nombre a la banda, con presentación de por medio incluida, para que luego de un descanso se despidan bien arriba con “Templars Of Steel” y la polentosa “Hearts On Fire”. Me contó un pajarito que por cuestión de tiempo, quedó afuera “Glory To The Brave”, lindo hubiese sido. Pero bueno, todo no se puede en esta vida señores, será cuestión de esperar a que vengan en soledad, así redoblan la apuesta, como lo hicieron cada vez que llegaron.

Diez y media de la noche pasadas decía el reloj, y daba cuentas de que el gran Festival organizado por la gente de Icarus presagiaba su final, y lo haría nada más ni nada menos que con la presencia de EDGUY sobre el escenario. Los alemanes, ya adeptos al público local, llegarían con su nuevo disco “Space Police – Defenders Of The Crown” bajo el brazo, como muchos de ustedes saben, y en ese sentido, les serviría para mostrarlo al menos en las dos primeras canciones como “Love Tyger” y la homónima “Space Police”. Arrancaron con todo, y nunca bajaron los decibeles. No se si vas a coincidir conmigo, pero EDGUY, si bien no dejó de ser tal banda que conocimos en los ‘90, a mi entender, hoy en día, se ha convertido en una banda mucho más rockera y porque no, muy emparentada desde las venas de AVANTASIA. Quizás tanto no nos importe, pero si bien todavía muestran dotes heavy’s, ha dejado de ser la banda power metalera que todos conocimos con álbumes como “Savage Poetry” ó “Theather Of Salvation”. No es ilógico pensar en esto, ya que su líder y máximo compositor se encuentra arraigado por ese palo. Así todo no hay nada que recriminarles, al contrario, gozan de muy buena salud y muestran una evolución en el seno musical compositivo probablemente. La banda no tiene hoy en día ese toque sinfónico, cual distingue a la gran orquesta de Tobias, pues justamente, erigiéndose quizás a través de esta, como su gran diferencia al momento de compararlos. A diferencia de su par Joacim, “el rubio” se encontraba bien de la garganta y sus cuerdas vocales estaban a pleno, bajo este contexto, la banda dejó todo, recorriendo parte de su historia, y lo hicieron con canciones como “All The Clowns” o “Superheroes”. La vuelta a la nueva placa fue a través de la poderosa “Defenders Of The Crown”, y ya para este entonces, estábamos dando cuenta de lo que deja don Sammet sobre el escenario, no solo como cantante, sino en su papel como frontman y líder de la situación. Es un grande señores y me pongo de pie cuando lo escribo. El tipo canta como los dioses, tiene toda la onda, arenga, cuenta cosas personales, saluda unipersonalmente a la gente, los hace cantar (y de que manera!) y da la impresión que muchas cosas son sinceramente espontáneas. Nada parecido en lo más mínimo o ciertamente planificado como en un setlist, lo que le da otro plus al show, polifacético por momentos. Como no alcanzaba la cosa parece, se tomaron el atrevimiento de realizar un breve “medley” incorporando una partecita de “Running Free” (IRON MAIDEN) y como era cantado, la banda se ligó sus “Olé…Olé” por parte del público presente –situación que se repitió una y otra vez- y recontra merecidos estuvieron, así nomás. Por otro lado, el recurrir al papel teatral también le cae bien a Tobias Sammet, por momentos cuando lo veía desde abajo decía, que buen actor podrías ser macho! Pero bueno, es un gran frontman y un duque de las cuerdas vocales.

Hubo chance de que ejecuten una versión mortal de “Vain Glory Opera”, para que acto seguido, la banda le ceda su lugar al crack que tienen tras los parches llamado Felix Bohnke, para que estampe un gran solo, en el que solo no tocó, sino que hizo cantar. Sorprendió también con la incorporación al mismo melodías de la película de la guerra de las galaxias, interesante trabajo. Bajo ese contexto me pareció genial, pero no comparto que en un recital de un poco más de una hora se tomen el atrevimiento de meter un solo de más de cinco minutos. A tales diferencias remarcadas me parece que está piola eso suceda en shows de larga duración. Bajo un incesante coreo por parte de los presentes llegó el turno de canciones como “Ministry Of Saints” y “Land Of The Miracles”. La última ejecutada con gran convicción y enormemente acompañada por la gente como era esperado. “Tears Of Mandrake” reivindicaría los valores de un show que venía netamente en alza y daría una gran estocada para que la banda se guarde para los bises dos gemas. La primera, “Babylon” la cual solicitada por el público, el grupo hizo caso y la tocó, ya que por lista estaba estipulado tocar “Lavatory Love Machine”, con lo cual quedó afuera del setlist. El cierro vino de la mano de otro clásico; para la ocasión decidieron cerrar con el gran clásico “King Of Fools”. Fue así como en casi cuatro horas de show, recorrimos géneros y talentos. Si tendría que explicar técnicamente en lo que consiste un festival, tomaría como ejemplo a este triplete. Sin ir más lejos, demostraron actores principales y de reparto, que cuando las fuerzas de los interesados confluyen con un sentido, uno puede retirarse con esa sensación de estar lleno, pero también no va a faltar oportunidad de querer engolosinarse esperando otro evento de similares características.

Texto: Hernán Mazón

Fotografía: Ignacio Cángelo


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