BLIND GUARDIAN en vivo en Argentina: “En el reino de los ciegos, el guardián es rey”


En el reino de los ciegos…el GUARDIÁN es rey!

El pasado 14 de Octubre BLIND GUARDIAN visitó nuestro país por tercera vez en el marco de la gira de promoción de Beyond the Red Mirror y estuvimos allí para contarte como estuvo.

Tal como me sucediera recientemente con NIGHTWISH, a BLIND GUARDIAN solo había tenido oportunidad de verlos aquella primera vez, que se presentaron en Cemento, en 1998 promocionando Nightfall in Middle Earth. Por tal motivo, la expectativa para este show era enorme. Más aun teniendo en cuenta el discazo que sacaron tras una serie de buenos discos pero que no terminaron de convencerme. Volver a verlos hoy con una historia cuyo punto de partida se encontraba al final del Imaginations From the Other Side implicaba, de alguna manera, viajar en el tiempo y reencontrarme con la época dorada de la banda (NdeR curiosamente estoy escribiendo la nota el 21 de Oct de 2015, fecha en que Marty Mc Fly viaja al futuro en la película Volver al futuro).

A las 21:00hs puntual, como había sido anunciado, se corrió el telón mientras la intro de “The Ninth Wave” comenzaba a sonar y los músicos iban ocupando sus lugares en el escenario, bañados por una intensa luz azul. De esta manera, comenzando por el presente, dio comienzo una noche que nos llevaría de paseo por la historia de una de las bandas que más ha crecido desde sus comienzos. Y el contraste se hizo evidente de golpe! Tras la ambiciosa y compleja composición detrás de The Ninth Wave, llevada a cabo magníficamente en vivo en gran parte gacias a Mathias Wiesner, principal responsable de trasladar al escenario todos aquellos arreglos orquestales y corales desde su teclado que de otra manera sería imposible recrear, continuaría la cruda y obligada “Banished from Sanctuary”, haciéndonos retroceder más de 25 años. Si bien la labor de los músicos era impecable, aun no podíamos percibir el resultado en el sonido. Lamentablemente no los acompañó durante estos primeros temas pero se vería ya acomodado para el final de la tercera canción del set. Allí apareció el universo de la tierra media a través de la belleza de “Nightfall”, con sus inmensas melodías y armonías reminiscentes de un medioevo lejano, que no preciso del volumen y potencia de las anteriores pero, irónicamente, sacudió el recinto y arrancó de nuestras gargantas hasta el último hálito de emoción. Tras esta siguieron “Fly”, como único representante de A Twist in the Myth, y “Tanelorn” que nos devolvió al presente junto a “Prophecies” ya con un sonido consolidado y definido que permitió disfrutar de los arreglos y la performance de cada músico en la complejidad de las composiciones que nos trajo Beyond the red mirror.

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En este momento se produjo, en mi opinión, un quiebre en el show que nos metió en una seguidilla de clásicos, por demás festejada y ovacionada por el público. “The Last Candle” fue la que arrancó pero quedó rápidamente sepultada por la gloriosa y épica “Lord of the Rings”. Cantada prácticamente en su totalidad por el público, dejó pasmados a los músicos que no pudieron borrar de sus caras la sonrisa durante toda la duración de la canción. Cabe aclarar que en este momento quedó por demás evidenciada la versatilidad y enormidad del cantante que alberga Hansi. Tras la velocidad y agresividad de “The Last Candle”, pasó sin ningún tipo de problema a la suavidad y belleza de “Lord of the Rings” mostrando que el paso del tiempo lejos de perjudicarlo ha logrado lo contrario. Y por si teníamos alguna duda “Time Stands Still (at the iron hill)” lo llevó a un nivel superlativo. La sangre hirvió. Las gargantas se desgarraron y el teatro tembló ante un público que explotó frente a uno de los temas más representativos del nightfall in middle earth. Y tras un “Majesty” que pasó desapercibido, rompió el segundo hervor con la primera representante del Imaginations, “And the Story ends”, uno de esos temas únicos que representan la majestuosidad compositiva de los alemanes y sus capacidades frente a una interpretación superlativa desde el ángulo que se lo mire. El tiempo ha pasado pero la dupla Olbrich-Kursch no ha flaqueado nada. Ambos se plantan sobre el escenario firmes y conocedores de lo suyo manejando al público con sus melodías como el flautista de Hammelin con las ratas. Así finalizaba la primera parte del set , exhaustos y boquiabiertos, incrédulos de lo que acabábamos de vivenciar, expectantes por lo que quedaba por delante. El primero de los bises comenzó de la mano de “Sacred World” para luego deleitarnos con uno de los temas más interesantes de su último trabajo “Twilight of the Gods” para finalizar el segmento de la mano de la ya clásica y aclamada “Valhalla” donde la interacción de la banda con el público llega a su máxima expresión (algo así como el Seek and Destroy de Metallica) coreando el estribillo enérgica y pasionalmente una y otra vez, al punto que todos allí se convirtieron en einherjers a la espera de las valquirias para ser guiados hacia Asgard. Tal fue la intensidad de la respuesta del público a Valhalla que llevó a los músicos a tomar una decisión que se transformaría en el momento más alto e intenso de la noche. Fuera de setlist la oscura y tétrica “War of Wrath” comenzó a sonar por los parlantes para engancharse brutalmente con “Into the Storm” tras lo cual realmente enloqueció El Teatro. La oscuridad de Valinor y las figuras de Ungoliant y Morgoth se hicieron presentes en los gritos, saltos, festejos de todos. Y mientras la noche caia en la tierra media, la voz de Hansi brillaba y relucía cada vez más iluminando la música y el alma de todos quienes habíamos ido a verlos. Sus agudos penetraban la carne y se cobijaban en los huesos haciéndolos temblar amenazando el equilibro. Y lo mejor, es que la adrenalina iría en constante aumento hasta el final del show. Sin aviso y para rematar la estocada inicial de este segundo set de bises “Imaginations From the Other Side” se hizo presente acercándonos una vez más aquel glorioso álbum de 1995 con el cuál Blind Guardian se posicionaba ya dentro de las grandes ligas.

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Durante sus poco más de 7 minutos, la canción inundó el recinto con los más diversos climas y mostró una vez más que Hansi es un vocalista sin igual, al igual que el público que no dejó una palabra de la canción sin cantar. Aquí, ver a Olbrich – Kursch – Siepen fue realmente mágico. A pesar del evidente paso del tiempo, los tres mantienen la misma jovialidad y energía de hace 20 años atrás y temas como estos se nota que los revitalizan y vuelven a sentirse aquellos jóvenes innovadores que supieron marcar un camino diferente dentro de un género plagado de copias e imitaciones. Así pues, tras el épico y glorioso final de semejante composición, una brisa suave apareció y transformo el recinto en un hermoso bosque donde hobbits, duendes, elfos y hombres se arrimaron al fuego para escuchar la canción del Bardo. Así es, la inevitable “The Bard’s Song” transformó completamente la atmósfera del lugar transportándonos en el tiempo a algún lugar muy lejano, libre de los ruidos y avatares de la sociedad moderna. Por un momento esa fue la sensación. Solo música y goce de un momento completamente abstraído de todos al son de las guitarras acústicas y el coro masivo de las mas de 1500 personas presentes. Lo extraño es que tanto alla en el 98 como ahora, sentí lo mismo y en ambas ocasiones se me erizó la piel. Es una sensación realmente difícil de transmitir. Y para el final no quedaba otra opción (¿o si?). “Mirror, Mirror” trajo nuevamente el universo de Tolkien ante nosotros y arremetió con toda la furia de la canción. En este momento del show dejé de lado la seriedad  y objetividad de quien les escribe, le entregué la mochila de la cámara de fotos a mi compañero Hernán y no resistí la tentación de entrar en el tremendo pogo que se armó adelante! Blind Guardian lo merecía (y yo también jaja). Una manera excelente de cerrar una noche inolvidable!

Sin lugar a dudas Blind Guardian es hoy el mejor exponente de su genereo. Tanto por la profesionalidad de sus integrantes como por la genialidad de sus composiciones. Me encontré una banda por demás consolidada, que sabe lo que hace y conoce sus limitaciones. Por este último motivo no contamos con joyas como “and then there was silence” o “the Curse of Feanor”. Para logarar un buen resultado a veces hay que hacer sacrificios grandes. Blind Guardian supo hacerlos y así contruyó lo que son hoy; reyes en lo suyo. Ojalá volvamos a tenerlos presentes en poco tiempo.

Texto y Fotos: Estanislao Aimar


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