CHILDREN OF BODOM en vivo en Argentina: “Los pibes malos de Finlandia”


Los pibes malos de finlandia otra vez en Argentina.

Children Of Bodom se ubica desde hace largo rato en el pelotón de bandas que han cambiado su sonido para ingresar al mercado estadounidense. Lo que antes era estirpe europea ligada a las instrumentaciones neoclásicas, hoy es un conjunto de riffs entrecortados más cercanos al metalcore y al gusto del yanqui medio. Si pensamos que la música para algunos es un negocio – algo que no está ni mal ni bien, sino que simplemente sucede – a priori esto parece lógico: el mercado yanqui sigue siendo el que más dividendos genera. “Pegarla ahí” es volverse millionario. Pertenecer a él tiene sus privilegios, pero también su precio…

Me imagino que el algún momento alguien se sentó con Alexis Laiho y le dijo todo esto. También pienso que “el eterno niño inquieto” vio un futuro de dólares, mansiones, autos de alta gama y reviente. ¿Dónde firmo? Habrá preguntado. El resto es historia.

Precisamente la historia los trae otra vez a la Argentina pare presentar su nuevo disco “Relentless reckless forever” – Algo así como Implacable e imprudente para siempre – que no hace más que acentuar los problemas compositivos que vienen teniendo los finlandeses. Lo que antes era gancho, melodía y una actitud salvaje,hoy son canciones con exceso de virtuosismo y sin ese elemento distintivo. Esto se nota tanto en el público como en ellos . Ni “Not My Funeral”, ni “ Roundtrip to Hell and Back” ni “ Shovel Knockout” llegan ni por asomo al nivel de euforia que generan temas como “Hate Crew Deathroll”, “Angels Don’t Kill”, “Sixpounder” de Hate Crew Deathroll – tal vez su último disco con sonido euopeo – o “Deadnight Warrior” del primer y sorprendente debut “Something Wild”. El público disfruta de los temas y la banda parece sacarse de encima los primeros, entendiendo que esa necesaria empatía entre escenario y audiencia no se produce.

Si a esto le sumamos que el sonido no tuvo la claridad necesaria para disfrutar de los pasajes instrumentales, el show deja un sabor agridulce. Es verdad que Laiho es un guitarrista con una habilidad digna de un “guitar hero”. Es justo decir que al terriblemente talentoso Janne Wirman desde los teclados, es parte del plus que los hizo famosos y que hoy se extraña. Es real que el resto de la banda es contundente, pero también es claro que temas como “Blooddrunk” – o casualidad único tema del disco de hace un par de años – son de relleno y hacen ingresar al show en una chatura innecesaria. En este contexto cuando el cierre llega con “Bodom After Midnight” y “Downfall”, uno imagina que los chicos finlandeses perciben la diferencia entre su contundente pasado y su presente sin brillo. Seguramente las luces de neón encandilaron sus ojos y llenaron sus billeteras hasta el hartazgo. Es hora de regresar al pasado y retomar la senda perdida. Su talento dice que todavía están a tiempo.

TEXTO: Carlos Noro
FOTOS: Estanislao Aimar


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