Todo el staff de Metal-Daze Webzine coincide en el dolor que nos provoca y el vacío que nos deja la pérdida del padre y referente indiscutido del Heavy Metal. Acá algunas palabras de algunos de nosotros que sirven para despedir a alguien que nos enseñó el camino, nos acompañó en muchos momentos de nuestras vidas y nos mostró la pasión por la música y que no hace falta ser un erudito para triunfar. ¡Buen viaje OZZY!
Para muchos, será una noticia más, entreverada en el caudal diario de información. Para otros, apenas una triste novedad del mundo del espectáculo. Pero para nosotros —los que vivimos, respiramos y sentimos el heavy metal— esto representa el fin de una era: la partida del padre de un movimiento que con el tiempo se convirtió en una cultura en sí misma.
Hoy, John Michael Osbourne, más conocido por todos nosotros como OZZY, el Príncipe de las Tinieblas, ha abandonado este mundo. Y nos deja un vacío inmenso que, paradójicamente, se llena con un legado tan colosal como eterno. Para quienes formamos parte de esta hermosa y ruidosa tribu, su muerte es una pérdida inconmensurable. Es como si se hubiese apagado la llama primigenia. Esa voz carismática, ecléctica y única de un “loco lindo” que, sin saber cantar según los manuales, se convirtió en uno de los cantantes más reconocidos del planeta.
OZZY no solo fue uno de los fundadores del heavy metal: fue su espíritu, su bandera y su motor. Un visionario que rompió moldes, amado y criticado por igual, que supo rodearse de talentos enormes —como Randy Rhoads o Zakk Wylde— y que con su polémico pero inclusivo Ozzfest ayudó a decenas de bandas a crecer. Un showman irrepetible, que incluso conquistó la televisión con The Osbournes, desatando controversias pero también risas y cariño.
En lo personal, llegué tarde a BLACK SABBATH y a OZZY. Entré al metal por otros caminos, pero era inevitable que su figura me encontrara en algún momento. Y lo hizo en los 90, con No More Tears. Desde allí, el viaje hacia atrás fue una montaña rusa de emociones: Paranoid, Black Sabbath, Iron Man, The Wizard, N.I.B., Children of the Grave, War Pigs, Fairies Wear Boots… joyas que al ubicarlas en tiempo y espacio parecen casi imposibles.
Recordemo que a fines de los 60 e inicios de los 70, mientras se separaban los BEATLES y CREAM, mientras PINK FLOYD se volvía más experimental, mientras nacían LED ZEPPELIN, DEEP PURPLE y YES, algo sucedió en Birmingham. Cuatro tipos, entre ellos OZZY, decidieron torcerle el brazo al destino y crearon algo completamente nuevo. Algo que cambiaría la música para siempre.
Hoy el mundo se ha vuelto un poco más triste, no solo para quienes crecimos con su música o llevamos décadas con su voz marcándonos el camino. Es un día triste para toda la humanidad, aunque muchos aún no lo sepan. Otros nombres nos han dejado ya y nos han marcado, entre ellos, Lemmy Kilmister, Eddie Van Halen, Ronnie James Dio, Dimebag Darrell…pero la muerte de OZZY es mucho más que eso porque no se va solo un artista: se va un símbolo, un mito viviente, una parte vital del ADN de la música moderna. OZZY fue más que un cantante. Fue el canal por el cual el dolor, la locura, la rebeldía, el amor y la oscuridad encontraron forma en melodías que se han vuelto eternas. Su voz cargaba una emocionalidad que trasciende generaciones y géneros. Su presencia sobre el escenario, su mirada entre desquiciada y tierna, su autenticidad brutal… todo en él hablaba un lenguaje que millones entendimos sin necesidad de traducción.
Su partida deja un vacío gigante. No habrá otro igual. No puede haberlo. Porque OZZY no se imitaba, no se reproducía, no se explicaba: simplemente se sentía. Y ese sentimiento ahora queda colgando en el aire, convertido en eco, en grito, en memoria.
Afortunadamente nos deja un legado tan basto como su influencia, una discografía que es piedra angular del heavy metal y ahora es nuestra responsabilidad cuidar ese legado, compartir su historia, y seguir haciendo sonar su voz para que nunca deje de vibrar en este mundo. Hoy, más que nunca, escuchemos su música, honremoslo y gritemos con él. Porque si el heavy metal es una religión, OZZY fue su profeta más humano y su deidad más terrenal. No derramemos más lágrimas y hagamos que el tren de la locura nunca detenga su marcha!
Gracias por tanto, OZZY.
Estanislao Aimar
OZZY se fue. Y aunque cueste creerlo, el rugido eterno de su voz encontró descanso. El hombre que desafió todo, que se levantó una y otra vez entre los escombros de su propia vida y los excesos del rock, se despidió de este mundo con la dignidad que solo los inmortales pueden tener.
“Times have changed and times are strange, Here I come, but I ain’t the same…“
Así comenzaba Mama, I’m Coming Home, uno de los momentos más emotivos de su carrera solista. Hoy, esas palabras resuenan como un eco perfecto para decirle adiós. OZZY vuelve a casa. No a la de Sharon, ni a la de sus hijos, ni a la de Birmingham. Vuelve al lugar donde descansan las leyendas. Donde ya lo esperan Lemmy y Randy. Donde el silencio no existe, porque el metal suena para siempre.
Durante más de cinco décadas, OZZY no solo fue la voz de Black Sabbath y el emblema de un género: fue un sobreviviente de sí mismo, un alma rota que eligió cantar su dolor, su locura y su amor por la música. “I’ve seen your face a hundred times, every day we’ve been apart” — esa frase que alguna vez dedicó a una madre o a un hogar— hoy se transforma en un puente entre él y millones de fans que crecieron con su voz como guía en la oscuridad.
OZZY no se fue: simplemente volvió a casa.
“Mama, I’m coming home.“
Y todos los que lo amamos entendemos lo que eso significa. Descansá, Príncipe. El infierno y el cielo, por fin, se rinden a tus pies.
Carlos Noro
Anoche la noticia que quizás muchos veíamos venir, pero no queríamos que suceda, finalmente llegó. OZZY, el príncipe de las tinieblas, finalmente partió hacia el horizonte de los no vivos. Y sería muy hipócrita de mi parte mofarme de lo que él representó para mí, ya que generacionalmente estuve muy lejos de su auge musical, pero su influencia hacia todo lo que quizás hoy me representa es innegable, así como también la inmensa gratitud que siento por haber hecho esto.
También destaco el refuerzo a esta admiración que generó en mí con lo que fue su presentación en el Back To The Beginning, tras unas tristes declaraciones de “que moriría feliz” si él podía expresar su gratitud hacia todos los fans en su show de despedida, tal como lo hizo. A pesar de las graves enfermedades que lo aquejaban, se preparó para poder sobrellevar todo esto y hacer feliz a toda esa gente que, como él dijo “le permitió vivir la vida que vivó”. Y realmente se lució con una versatilidad vocal tremenda, luchando contra la emoción al cantar Mama, I’m Coming Home para luego lanzarse fuerte al clásico Crazy Train, sin contar todos los clásicos que siguieron, los cuales continúan definiendo ese sentido del heavy metal que él forjó desde las tinieblas con su estilo. Y aunque su música no fue la banda sonora de mi juventud, ni los riffs sobre los que él se apoyaba para lanzar su mística voz moldearon mis gustos musicales, el legado que dejó es innegable.
Es así que le digo adiós a OZZY, con un respeto inmenso y una gratitud sincera por haber sido el arquitecto de tanto, un verdadero pilar del metal que allanó el camino para todo lo que hoy disfruto. Gracias por tu locura, por tu pasión y por haber vivido una vida que inspiró a millones. El príncipe de las tinieblas ahora descansa, pero su eco resonará por siempre.
Luis Gallucci
Ayer nos dejó quién, para muchos, fue uno de los precursores, sino EL precursor, en lo que a Heavy Metal respecta. Independientemente de si fue el primero o no, es indiscutible el aporte musical y cultural que generó no solo con BLACK SABBATH, sino también como solista y prueba de eso es la cantidad de generaciones que logró cruzar a lo largo de su vida. Abuelos, padres e hijos han quedado unidos por este lazo que forjó OZZY durante más de cincuenta años y que, probablemente, no veamos un hito igual. El show despedida del pasado 5 de julio, fue un evento que congregó a los mayores exponentes del género (y externos también), y fue prueba fehaciente de que no era simplemente un espectáculo más para los presentes, sino un homenaje con todas las letras a ese señor sentado en el centro del escenario que marcó un antes y un después en la música.
Personalmente, nunca fui un fan acérrimo de SABBATH porque la vida me llevó por otros subgéneros, pero no quita que uno pueda ver en ellos un legado que suena en todo el mundo, y hoy más que nunca. Envío mis profundas condolencias a sus familiares y, ya que el 16 de mayo es considerado el día mundial del heavy metal en conmemoración a DIO, podríamos optar por el 22 de julio como el Día Mundial de la Unión Metalera, ya que ese fue, quizás, el mejor regalo que dejó.
Santiago Izaguirre
Murió la leyenda, nace la deidad
OZZY OSBOURNE, el sobreviviente eterno, dejó su existencia terrenal para transformarse en una deidad, porque ya era una leyenda viva. Se fue como quiso, brindando un último espectáculo que, ahora, empieza a tomar su real dimensión.
Back to the beginning fue el cierre de un círculo. De un ciclo de vida, literalmente. Verlo al Príncipe de las tinieblas intentando pararse de su sillón, cuando él mismo tenía claro que ni ese murciélago que lo contemplaba desde el respaldo podría hacerlo levitar, dio muestras de que fue un soñador irrecuperable hasta el final.
Escuchar su voz quebrada en Mama I’m coming home y ver todo un estadio inundado en lágrimas, fue como un vaticinio, una visión de lo que no estábamos dispuestos a aceptar, porque cuando cae un gigante, uno de los nuestros, se nos viene el mundo abajo, una y otra vez. Que ya no esté más físicamente uno de los padres del heavy metal, otro de nuestros superhéroes, huele a orfandad incomprensible.
Es que John Michael Osbourne nació como ser humano y se convirtió en una bestia descontrolada, que mutaba de hombre lobo a vampiro en un chasquido, que avivaba a las masas con tan solo aplaudir o levantar sus brazos desde arriba de un escenario.
John, aquel niño con dislexia, aquel chico al que la maestra lo mandaba al rincón del aula con un bonete para ser el foco de burla de sus compañeros, ese pibe que por robar cayó en cana antes de cumplir la mayoría de edad, estaba predestinado a trascender todas las fronteras, a tocar cada fibra en el ser de quienes terminaríamos rindiéndonos a su hermosa locura.
Ese muchacho se transformó en OZZY, la voz del primer y del último BLACK SABBATH, la banda que en 1970 sacó a la luz el disco que dio nacimiento al heavy metal.
Cuando fue expulsado de su Edén, tocó fondo, conoció el infierno y resurgió como solista. Se reinventó (de la mano de su esposa y mánager Sharon), publicó discazos, perdió a su amigo Randy Rhoads (gran responsable de su renacer musical), recayó, volvió al ruedo para llenar estadios y para esquivarle a la parca tantas veces que hasta él mismo se sorprendía. “Sobreviví a cosas que habrían matado a diez personas. No sé qué hago acá”, dijo, alguna vez.
OZZY OSBOURNE no fue solamente un cantante, un showman, un adicto, un loquito, un rebelde, uno de los creadores de la música que nos conmoverá hasta el último de nuestros días. OZZY fue, es y será todo eso multiplicado por millones de almas. Nos vemos en el otro lado, “Ozzy Zig”.
Lorenzo Martins
OZZY. Despedirse de vos es tarea titánica.
Qué personaje. Siempre estuviste en mi vida de alguna manera, cuando conocí mi primera banda de heavy metal, cuando descubrí que la música pesada era algo imposible de negar en mi vida, que cambiaria todo a mi paso. Inclusive mi forma de ver la vida.
OZZY.
No recuerdo la primera vez que te escuché, pero se que desde ese día ya nada fue igual. Nunca dejaste de sorprenderme disco a disco, a veces saltando con un riff de locos y esa voz tuya alocada y distinta, otras, con tus heavy ballads que te destruyen hasta dejarte el corazón y el alma por el piso.
OZZY.
Qué declaraciones las tuyas, siempre cerebrales, pero desde otro ángulo, ese que no todos esperaban, ese desde el humor negro, desde la lucidez de un comentario a veces desacatado pero necesario.
OZZY.
Siempre único, irrepetible. Tu música llegó a lo más alto, y ahora estarás reunido con Rhoads, Dio, Lemmy, Lennon y tantos otros grandes.
Escribo estas palabras de manera que no se transformen en lagrimas, sino en homenaje.
Gracias por existir. Por ser ese soñador. Por ser diferente, por ser al mismo tiempo parecido a todos y a cada uno de nosotros.
No quiero sentir este vacío, pero es imposible negarlo, dejaste algo tan grande en vida que después que te hayas ido, todavía los que estamos acá no lo podemos creer.
¡Como te pudiste haber ido!
Julieta Lores
La espada sagrada para algunos, muchísimos guitarristas de todo el mundo aprendimos las primeras posiciones en bicordio; tónica y quinta justa con el riff de Paranoid. A quien escuchábamos por primera vez vocalizando esas estrofas con esa voz tan característica y hoy inigualable, era a OZZY OSBOURNE; a quien hoy, despedimos desde cada lugar del mundo y con todo el staff de Metal Daze con mucho afecto, admiración y respeto.
Javier Cufré