Año: 2023 | País: USA | Género: Heavy/Thrash Metal | Sello: No Life ‘Til Metal Records/Roxx Records – Icarus Music (Argentina) | Puntaje: ♠♠♠♠♠♠♠♠ (8/10)
PRIMAL, la banda que fundó hace nueve años en Estados Unidos el cantante Alberto “Beto” Zamarbide (ex V8 y LOGOS), pionero del metal argentino, lanzó hace unos meses su segundo larga duración, “Humachine”, que destila heavy metal de vieja escuela con tintes de thrash, continuando por el camino sonoro de su álbum homónimo de 2016 y con líricas en inglés.
Se trata de un disco de once canciones donde conviven la agresividad, las melodías y la personal voz de “Beto”, que no se aleja de su medio tono, pero se destaca a la hora de hilvanar melodías, sobre todo en los estribillos.
Es un disco pesado, intenso y ganchero, con una estructura sólida donde el metal tradicional marca la senda, matizado por sonidos más duros, modernos y, en ocasiones, hardrockeros.
El punto bajo es la mezcla, que no llega a convencer porque le quita potencia a un trabajo muy bien logrado desde lo musical. El sonido de la guitarra y de la batería no termina de adquirir ese cuerpo necesario para dotar de contundencia a las obras. Y, por otra parte, el efecto en la voz de Zamarbide le juega en contra, le quita nitidez.
Fuera de eso, en lo estrictamente musical, hay riffs punzantes y melodías constantes a cargo de Glenn Rogers (DELIVERANCE, HIRAX, HERETIC, FINAL DECREE), apoyadas sobre una correcta base conformada por el baterista y productor argentino Jorge Iacobellis (HIRAX, TODOS TUS MUERTOS) y el bajista César Ceregatti (STEEL VENGANCE, FINAL DECREE), quien reemplazó el año pasado a Sandy Vázquez.
La agrupación, que tiene sede en Los Angeles, publicó este LP por medio del sello estadounidense Roxx Records y en Argentina edita Hurling Metal. La producción estuvo a cargo de Iggy Elisabetsky (ganador de dos premios Grammy); el disco fue grabado en los estudios D-Organization en Los Angeles, California; y la masterización fue realizada por Rob Colwell en Bombworks Studios, Texas.
El gran arte de tapa, que representa a la mutación del ser humano como esclavo de la tecnología (una temática que Zamarbide viene plasmando desde los tiempos de LOGOS), corrió por cuenta del músico y artista argentino Fernando Ricciardulli, bajista y líder de AZEROTH, tanto para la versión en formato CD, como una edición limitada en vinilo que estará a cargo del sello No Life ‘til Metal.
“The cage” abre el fuego y… ¡Sorpresa! Parece salido de un disco de SUICIDAL TENDENCIES, hasta en la parte vocal. Remite a un crossover que desemboca en un puente donde asoma la oscuridad heavymetalera, aunque sin perder el gancho, para volver al principio.
“Humachine (heavy toll)” pide permiso y entra mirando a todos a los ojos, con su medio tiempo y melodías dignos de un hit. Es llevadero, coreable, tiene un corte instrumental muy a lo NWOBHM y un puente memorable. Un tema tan simple como pegadizo.
“Firefighter” llega con tintes de hard rock carretero, por momentos purpleriano, con un intermedio donde el bajo y la batería siguen el ritmo al unísono, para retornar a la ruta a toda máquina.
“Unleash in Madness” suma algunos aspectos de un thrash más de los 90’s, donde la cadencia y la potencia no deterioran a la canción en sí.
“End Times” es otra de las bombas de este álbum, siguiendo la línea más noventosa del anterior track y con muchos rasgos de los 80’s. Implacable, con un gran trabajo de batería y unos riffs marcadísimos a fuego.
“Warrior’s Code” arremete con un thrash metal hecho y derecho, a la sien. El primer corte de difusión de PRIMAL no da respiro y, lo mejor, es que no pierde fuerza cuando bajan un cambio con melodías vocales propias del metal clásico. “Savior” mantiene esa senda de los 90’s, con un arranque poderoso, seguido de unos acordes oscuros y una voz melodiosa, propios de los primeros tiempos del groove panteroso, bien al estilo “Cemetery gates”. No falta el estribillo para levantar el puño y el breakdown que pide el tema.
“Infernal nightmare” impone su densidad y cadencia, jugando con el andar de la canción y con una sección lenta que impregna oscuridad.
“Betrayal” es otro thrash de vieja escuela, donde el espíritu de ANTHRAX lo atraviesa constantemente. Riffs frenéticos se entrelazan con una melodía vocal que le dan al tema un equilibrio excelente.
El álbum cierra con “Bantu’s victory” y “Ever”. El primero es una intro de batería a modo de marcha de guerra, que bien podría haberse obviado como track apartado, ya que se fusiona rápidamente con el segundo de manera muy natural. Este epílogo es el “lento” del disco, con riffs y solos repletos de sentimiento. Todo se intensifica en el final, para darle un buen cierre a un álbum bien estructurado. Aunque a la producción final le faltó una importante vuelta de rosca, las canciones son las que mandan y salen ganando.