Fecha: Sábado 15 y Domingo 16 de octubre | Hora: 19 hs. | Ciudad: CABA | Lugar: El Teatrito/Luna Park | Bandas invitadas: BETO VAZQUEZ INFINITY/BOUDIKA
Cada show representa una aventura nueva, una situación anecdótica que en la mayoría de los casos no olvidás nunca. Son momentos que forman parte de tu vida y se quedan pegados en el alma. A algunos, como en mi caso, nos toca la hermosa oportunidad de asistir para luego transmitir lo que sentimos, lo que transitamos durante ese par de horas, en donde todo explota en un mar de sensaciones; en recintos más grandes o más pequeños, en donde se cuece más de un sueño y más de un anhelo se vuelve realidad, junto a otros que no conoces pero, que cuando cruzás mirada, te entendés sin hablar.
En este caso me toca, por segunda vez, hablar de una banda imponente que explota cada lugar en el que se presenta y a la que, casualmente, vi dos veces practicando esta cuestión de cronista, nunca como fan. De hecho, no soy un acérrimo seguidor de la carrera y debo ser sincero, no forma parte de la música habitual de mi vida, pero a la hora de estudiar un poco, porque amigos y amigas, es una realidad que estudiamos a las bandas antes de cada show para estar más preparados, es parte de nuestra labor como cronistas. Es una banda que cuando la visito, me provoca un sinfín de emociones, es una banda que me tiene expectante y me cautiva con sus estribillos se trata de NIGHTWISH.
Los finlandeses una vez más visitarían la Argentina para reventar el Luna Park. Acompañados en esta ocasión por sus compatriotas BEAST IN BLACK y los locales de BOUDIKA quienes comenzaron a macerar la fecha bastante temprano, 19:30hs y a los que, por cuestiones logísticas, no hicimos a tiempo de ver.
Y los metaleros bailaron al son, era inevitable…
Puntuales como corresponde, a las 20hs exactas, todo se transformó en una fiesta. BEAST IN BLACK subía al escenario para hacer lo que mejor saben hacer, generar un clima de fiesta desde el minuto cero. La banda abriría con “Blade Runner”, de su más reciente álbum de 2021 “DARK CONNECTION” y se empezaban a ver por ahí las cabezas moviéndose y a más de uno soltar su cuerpo sin el menor miramiento. Es que realmente no te podés contener con este quinteto, es explosivamente fiestero. Una de las cosas que fue sorpresa, al menos para mí, fue darme cuenta que Anton Kabanen guitarrista y principal compositor de la banda, realizaba los coros y muchísimas de las voces más Halfordianas, esas que cuando las escuchamos en el disco decimos “Epa, veremos si lo podes reproducir en vivo”. Y lo hizo nomás; las clavaba todas con una vehemencia hermosa. Y para afirmar aún más el clima festivo que quieren representar como marca registrada, la lista siguió con “From Hell with Love”, canción desarrollada sobre una pista que innegablemente tenía que ser danzada. Y así fue que más de un barbudo, alguno que otro escudándose de abrazar a la dama a su lado, se desató y cantó el estribillo tan pegadizo como quinceañera. BEAST IN BLACK es de esas bandas cautivantes, que logran esta mixtura de la que vengo hablando, sin discriminación alguna, siendo auténticos, esto es lo que les brota, este es su estilo, y por ahí caminan. El griego Yannis Papadopoulos, vocalista de la banda, de sobretodo de cuero bien en la onda Neo en la película “The Matryx”, es un frontman digno para la banda, un tipo que recorre el escenario y que lo hace con esa displicencia característica de aquel que maneja el oficio con maestría. Muy buen nivel de interpretación en las canciones, gran afinación, y sobre todo muy cuidado en cumplir, sin desgastar o mezquinar energía, todo en su sitio bien clavado. Otra de las características de la banda es la catarata de sonrisas que porta el trío de cuerdas. Me refiero a los guitarristas Anton Kabanen, Kasperi Heikkinen, y el bajista Máté Molnár , que se unían para realizar coreografías, como esas que se hacían en las bandas de los 80 y 90. Si ya sé que también lo hacen otras bandas, pero realmente fue excelente ver la forma en la que lo hacia este trío, disfrutando, sonriendo y siempre a tempo. La party terminaría con “End of the World” de su disco Berseker editado en 2017, dejando a todos los presentes extasiados, y difíciles de bajar, se notaba en el aire, debo confesar. Realmente, brindaron un show que para quien escribe fue distinto y que me hizo llegar y querer meterme más en la discográfica de la banda.
Plato fuerte, un viaje a otra era…
El Luna ya estaba reventado, confieso que descreía de ello pero, si bien había espacios, estaba repleto y la expectativa se sentía energéticamente en el aire. Es sabido, y lo digo por experiencia propia, que los Finlandeses dejan realmente todo en cada show y nunca decepcionan. Pero eso estaría por verse, ya que un fundamental no estaba en las filas de la banda, el carismático Marco Hietala había dejado la banda y, sinceramente, yo me preguntaba como iban a salir de esa, considerando esa cuestión exótica que él aportaba a las canciones.
Fue así que “Noise” descomprimía la expectativa con un nivel de audio perfecto, excelente comienzo con una de mis favoritas de “HUMAN :II: NATURE”, su más reciente disco lanzado en 2020. El estadio se vino abajo. La gente estaba extasiada y se dejó llevar por toda la ansiedad de la espera descargando los nervios en ese estribillo, que hasta yo mismo entoné “Noise From a sunless World, your mirror is Black only copy stares back , at slaves of brave new World” (Ruido De un mundo sin sol, tu espejo es negro, solo una copia te devuelve la mirada, a los esclavos del valiente nuevo mundo). La lista siguió con “Planet Hell” que nos hizo viajar al pasado, pero acá se notó profundamente la falta de Marco y siento que ni siquiera tuvieron la intención de buscar la manera de reemplazarlo físicamente en este caso. Es raro, quizás esperaba otra cosa, pero no voy a decir que estoy decepcionado porque la banda es espectacular y cumple a la perfección con lo solicitado. Floor es una todo terreno que se cargó la posición más difícil y hoy en día ya desterró por completo a las vocalistas anteriores. Hasta siento que no hay manera de reemplazarla en un futuro. Es ella. Y bien ganado se tiene el puesto. Y centrándonos en esta gran Frontwoman, debo decir que siempre es una buena velada cuando se la debe ver cumplir con su labor. ¿Será su porte? ¿Su altura? ¿su capacidad de interpretación? ¿su cualidad como vocalista? Yo creo que es un todo. La lunga sabe muy bien como comprarse al público; es carismática, pero fundamentalmente versátil y talentosa. Durante todo el set se la vio realizando headbanging, en la mayoría de los casos, rompiendo esa situación rígida que puede proponer la banda. Que incluso ya está desterrada en las nuevas composiciones como es el caso de “Tribal”, por ejemplo, una canción completamente metalera y machacosa, sustentada por la guitarra del pequeño Emppu Vuorinen, dueño de una solidez dichosa en su instrumento. Es verdad, no desbordan los solos, ni el virtuosismo extremo, pero en ningún momento titubea y su presencia es clave para el sostén de las interpretaciones. Es un trabajador del riff, un tipo seguro, concentrado, de esos violeros ejemplo de cómo y cuándo hacer cada cosa. El set fue un mix bien manejado de la discográfica de la banda aunque, sí, faltó alguna de esas canciones emblemáticas en las que el señor Hietala era clave. La verdad es que Jukka Koskinen es una sombra, permítanme decirlo. Es bajista sin más, pues se mueve con discreción por el escenario sin mayor resalte. En mi caso hubiese esperado un reemplazo acorde, a la altura, pero no. Se ve que la banda quiere desterrar por completo el fantasma vikingo y va a ir por ahí sin claudicar. En contrapartida, Troy Donockley multi instrumentista y apoyo fundamental en las presentaciones en vivo, tomó mucho protagonismo y hasta tuvo el coraje de hacer una comparación a viva voz, que muchos no se hubieran animado en este momento. Me refiero al público brasileño en comparación con el argentino. Tras esta jugarreta, todo el presente estalló a la defensiva y Troy supo pilotear la situación con mucha cintura. Se nota que le están dando mucha más presencia, hasta en las voces, y el tipo hace su trabajo a la perfección; es un músico muy completo a todas luces. En cuanto al público presente, todo fue emoción pura; desde personas cantándose unos a otros, hasta llantos desconsolados y puños agitados al unísono. Un show arriba y abajo del escenario. “The Greatest Show on Earth” nos puso la piel de gallina, una vez más, dando cierre a la velada. Una visita a los desastres climáticos, a la mano del humano haciendo una de las cosas que mejor sabe hacer: destruir con el afán de reconstruir, explotar con el sueño de que todo sea inagotable. Y ahí estacamos todos, siguiendo la hermosa melodía a cargo de las teclas de Tuomas Holopainen soberbio, efectivo y descollante. Una pieza que tuve al agrado de volver a escuchar en vivo y que me volvió a mover la estantería, sobre todo con aquella frase final tan característica “We Were Here”, piel de gallina minuto a minuto, no puedo expresar otra sensación.
Los finlandeses nos llevaron sin prisa pero sin pausa, nos hicieron parte de su viaje, nos pusieron enfrente lo que estamos destruyendo a cada paso, nos hicieron emocionar, nos dieron pie para cuestionarlos, pero más allá de todo esto, nos mostraron que a pesar de cualquier cambio forzado, podemos seguir adelante con la integridad necesaria para brillar como siempre, más que ayer, firmes como nunca.
La antesala de la gran gala
El sábado anterior, BEAST IN BLACK realizaba su primer show en solitario en Sudamérica junto a los locales BETO VAZQUEZ INFINITY en una velada mucho más íntima, casi dedicada a sus fans más acérrimos por estas latitudes. Sabido es que hoy son una de las bandas más importantes en sus tierras y que han sabido romper el molde de una manera única, pero ¿Lograrían acá la misma repercusión que en las frías tierras escandinavas? Pues sí, lo lograron y con creces. Si hay algo que define a esta agrupación, como bien mencionó mi colega Diego más arriba, es la palabra “Fiesta”. Pues han tenido el coraje y la habilidad necesaria para combinar un género tan cerrado como el metal con uno tan popular como el pop, dance, electrónico o como quieran llamarlo. Alguna vez leí por ahí una frase que me quedó grabada “Es más difícil encontrar una sonrisa en una revista de metal, que un dildo en una juguetería” pero estos tipos revirtieron todo (NdeR: sí lo se, no fueron los primeros). Durante toda la noche no se vieron más que sonrisas, pelilargos bailando y camperas de cuero con tachas agitándose al son de la música de la bestia de negro. Como era de esperarse, el setlist fue más largo que el que harían al día siguiente junto a NIGHTWISH pero realmente no me esperaba que se compusiera de 21 canciones. Un hit atrás de otro sin parar donde a los ya clásicos “Cry Out for a Hero”, “Moonlight Rendezvous”, “Sweet True Lies” (una de las más bailadas de la noche sin lugar a dudas), “One Night in Tokyo” (con una extensa introducción charlada con el público por parte del griego) y “End of the World” se sumaron temones como “Highway to Mars”, “Bella Donna” (nuevamente con una jugarreta del griego contando que le dijeron que aquí en Argentina las mujeres son muy bellas y que en Italia las llamaban bella donnas llevándose más de un aplauso y una gran ovación), “Unlimited Sin”, la melosa “Ghost in the Rain” y la pesada “Hardcore” entre otras. La dupla Kasperi Heikkinen (Guitarra Verde fluo) y Máté Molnár (Bajo de diablo removiendo un caldero) es digna de cualquier espectáculo de humor moderno, donde el primero no para de poner caras cómicas y el segundo se suma, se las festeja y lo acompaña. Cuando al dúo se le une Anton Kabanen (Guitarra Roja), el show queda completo con coreografías estudiadas y ejecutadas a la perfección cuales NSYNC del metal. Debemos destacar acá que Anton, además de ser un violero excelso, posee un caudal de voz envidiable (por momentos recordando al teuton UDO Dirkschneider de ACCEPT) oficiando de base obligada para que el pelado Papadopoulos dispare agudos a diestra y siniestra sin pifiar ni una nota en ningún momento. El carisma del frontman es eje indiscutible de la agrupación, claramente la sangre que corre por sus venas lleva la calidez del mediterráneo en lugar del frío de las gélidas tierras finesas. Por último, pero no por eso menos importante, teníamos al enorme Atte Palokangas (THUNDERSTONE, ex BEFORE THE DAWN) tras los parches con la pegada que una banda como esta necesita. Motor del ritmo y dueño de nuestros bailes, este vikingo que no dejaba de recordar al recientemente difunto HAGRID de Harry Potter, fue el encargado de apuntalar a la banda para que nunca se corriera del tiempo de la infinidad de pistas que acompañan su música. Realmente una fiesta de principio a fin. Un show que quise presenciar desde el día que los conocí y que tuve la suerte de volver a vivenciar al día siguiente frente a una multitud significativamente más grande, ante la cual el carisma del frontman y el trio bailarín, se elevaron a la enésima potencia.
Por su parte, los locales BETO VAZQUEZ INFINITY también aportaron lo suyo a una noche que, como dije antes, fue de celebración absoluta. Un setlist corto pero contundente donde “Shadows Fall”, “Humanity” y “Sto-Vo-Kor” fueron las estrellas, destacando realmente la labor del batero en la última mencionada y, como siempre, el carisma y la calidez de Beto para con su público, agitando y sintiendo el metal en cada uno de sus movimientos. Para el final del show y para dejarnos bien cebados antes de la salida de los fineses y tras las siguientes palabras de Beto: “…aprovechando que recientemente tuvimos oportunidad de tocar con leyendas del power metal, se nos quisimos rendirles homenaje con esta canción” “Eagle Fly Free” de HELLOWEEN comenzó a sonar en el teatrito y todo se vino abajo en una versión muy digna. Excelente manera de cerrar un show que haría de previa a una digna fiesta metalera.
