CALIGULA’S HORSE “Charcoal Grace”


 

Año: 2024 | País: Australia | Género: Progressive metal | Sello: Century Media Records | Lemmymómetro: ♠♠♠♠♠♠♠♠ (8/10)

 

CALIGULA’S HORSE, los oriundos de Brisbane (Australia), vienen recorriendo el camino del prog metal oficialmente desde el 2011 y el pasado 26 de enero, editaron su sexto trabajo de estudio, titulado Charcoal Grace”, producido por su guitarrista y miembro fundador Sam Vallen. CALIGULA’S HORSE se ha convertido en una de las bandas más prolíferas del género editando, desde su álbum debut de 2011 Moments from Ephemeral City hasta el día de hoy, 6 discos (en 13 años); un promedio más que loable para las bandas de este subgénero lo que los posiciona entre los fanáticos, como una de las principales agrupaciones de metal progresivo en el planeta.

Al parecer la idea que rodea el concepto creativo de Charcoal Grace”, ha sido la desesperanza, la desolación y la incertidumbre vivida por los integrantes durante el momento de pandemia. Es un álbum que expresa las sensaciones, sentimientos, vivencias y resultados obtenidos durante todo ese periodo. Un disco muy catártico, con un objetivo muy claro: avanzar hacia una vida plena y esperanzadora, que quita la bruma que se nos ha puesto delante a los seres humanos desde siempre. Si bien “Charcoal…” no se presenta como un disco conceptual en un sentido narrativo, las canciones se centran en una serie de temas abordados de manera consistente: la quietud, el silencio, la pérdida, la desolación y el perdón.

Todo esto aparece desde el comienzo con “The World Breathes With Me” que, con 10 minutos exactos de duración, nos sumerge inmediatamente en todas las atmósferas que se van a transitar a lo largo de la obra. Se trata, justamente, de una muestra por parte de los australianos, de todas las dinámicas que son capaces de administrar, de forma magistral, en una composición, contrastando la faceta majestuosa de sus creaciones con todo el poder progresivo listo para cautivar al fan más acérrimo. “Golem”, en cambio, es una canción mucho más directa, con todo el sentimiento pesado puesto al servicio del amante del groove metalero. Es una canción ganchera y pesada que hace énfasis en los riffs, transformándose en una de esas inevitables del setlist y que se vuelve adictiva en el momento. Buen movimiento estratégico, y desconcertante, haberlo puesto como track adelanto con video, ya que si bien es parte de la identidad del álbum, dista bastante del concepto de base atmosférica y conceptual que mencionamos al principio.

En lo que podríamos denominar el centro de la obra, se encuentra la suite dividida en cuatro canciones que le da nombre al álbum. Si bien el resto del mismo trata, a priori, de temas personales que han atravesado a los integrantes de la agrupación, la suite de 24 minutos de duración “Charcoal Grace” trata la historia de un niño y la relación con su padre que está separado de su madre, explorando ciclos de abuso y tratando la idea de la comprensión de la humanidad, la responsabilidad y la necesidad del perdón para el ser humano y sus vínculos. “Prey”, la primera parte, nos mete en un clima sinuoso, inquietante, con algunos samplers y efectos listos para generar una inmersión plena dentro de la historia. “… There’s no room for me in your small heaven…”  (no hay lugar para mí en tu pequeño cielo) canta con pinceladas de dolor Jim Grey (Voces), exponiendo un poco lo que comentamos respecto al tema central de esta suite. Acá tenemos dolor, abandono, y resiliencia por delante, para mostrarnos, a posteriori, su faceta más Maynard James Keenan (TOOL), “… I am the weight, the worry I am the hurt, the hurry, without the hate to carry, I could have been somebody…” (“… yo soy el peso, la preocupación. Soy el dolor, la prisa. Sin el odio que cargar, podría haber sido alguien…”). Sin duda los invitamos a recorrer las letras de esta suite que, definitivamente, logra calar hondo dentro de una realidad conocida por todos, y que en muchas ocasiones podemos pasarla por alto por ser canon en las relaciones familiares,

“A World Without” busca también tomar partido con un poco más de luz, pero sin dejar de apelar a la melancolía y la idea del olvido y el abandono, “… ¿Estás pensando en olvidarme?, un mundo sin mí no es suficiente, por favor llámame, hijo…”, son algunas de las  frases de esta letra, sin eufemismos, directo al grano. Y para coronar tenemos un solo caballerosamente progresivo por parte de Sam Vallen (Guitarra), exquisito en todo sentido. “Virgil” parece llegar para bajarnos un poco a las situaciones acústicas, funcionando como un pasaje de larga duración (3:22 minutos) de melancolía vocal y destellos de luz. Es impecable la carga emotiva que lleva consigo Jim Grey, sus matices falseados y temblorosos por momentos se vuelven espaciales, es un vocalista particular que invita al análisis constante, listo y al servicio, para deleitarnos con sus claros y propios yeites. “Give Me Hell” la cuarta y última parte, está comandada por un Dale Prinsse (Bajo) liderando un comienzo inquietante, (NdeR: es muy destacable que a lo largo del álbum se escucha y están muy presentes los bajos, algo que no es común. De hecho, que estén adelante en la mezcla ha sido otro acierto de este trabajo.) Esta canción replica el principio de la suite para darle un cierre, oscuro, sombrío y por momentos cargado de ira. Interesante vuelta de rosca musical, para acompañar los momentos más densos sin que esto pueda llegar a ser aburrido para la escucha.

“Sail” es un track de claridad, de descanso de todas las sensaciones vividas anteriormente y una muestra más de que la dupla Grey – Vallen es de lo más efectiva, convirtiéndose en la raíz y la identidad de CALIGULA’S HORSE. “The Stormchaser”, la anteúltima, nos retrotrae, de alguna forma, al principio con algunos condimentos que ya hemos escuchado, pero con una pizca más de intriga y menos luz, sin llegar a una oscuridad progresiva excesiva. Quizás, la búsqueda de generar picos y valles climáticos híbridos esté lograda, aunque podríamos estar ante la canción que menos cierre respecto a las demás. Buen solo de Sam Vallen, siempre atinado como funcional a las canciones, y no debemos olvidarnos de Josh Griffin (Batería). “Mute da por terminado el álbum mandándonos directo al ostracismo del progresivo. Acá sí que está todo, pero todo el METAL progresivo Dream Theateriano, y de todas las latitudes. Tenemos pequeñeces melódicas (sutilezas), tenemos machaques, tenemos unísonos metaleros percusivos en guitarra y batería; todo comandado por las pistas de base, estratégicamente creadas para sustentar los vacíos que puedan surgir, haciendo que durante estos doce minutos, estemos pendientes de saber cómo culmina la situación que, finalmente, se va tras esa sección de vientos, volviendo todo el ambiente mucho más épico aún.

Charcoal Gracees un álbum que cierra, más allá de algún pequeño altibajo, por todos lados. Tiene la identidad, tiene la marca, tiene la vida y la impronta a la que los australianos nos tienen acostumbrados, pero dando varios pasos hacia delante, alzando la vara para sí mismos y posicionándose como los futuros estandartes del género con mucho aún por delante.

Texto: Diego Villares
Agradecemos a Inside Out Music por la facilitación del material.
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