ARKHAM – Memoria

Desde la Patagonia nos llegó uno de los primeros lanzamientos nacionales de este 2024. ARKHAM, la banda de death metal rionegrina nos sorprendió con su segundo disco, Memoria, tras seis años de espera luego de Sons of Death (2018) e innovando con la inserción de letras en castellano, en lugar del inglés que usaron en su primer disco, pero manteniendo esa veta precolombina de horror en sus tapas. Hoy en día, la banda está conformada por Leonel Martínez en bajo, Santiago Olguín en guitarra y voz principal, Fabio Nahuelquir en guitarra y coros, y Nicole Trinchero como sesionista en la batería, mientras que el mismo Fabio fue el encargado de la mezcla y mastering en Estudio El Parche, ubicado en la localidad de El Bolsón, Río Negro.

La propuesta de los rionegrinos resultaba más que interesante, ya desde el concepto promocional de death metal melódico, pilar de varios estandartes musicales de calidad que sentaron unas bases musicales.

Al evocar este rótulo, uno puede esperar riffs vertiginosos, trémolos y melodías vocales bien contrapuestas a guturales crudos, como nos ha acostumbrado la escuela de Gotemburgo. Sin embargo, al ir desandando el disco se notó que, salvo canciones como Ira, que tienen una interesante vibra de AT THE GATES o CARCASS con una velocidad trepidante, el resto del disco explora los senderos del death metal más bien crudo, con algún pasaje más groovero o más machacante, sin que falten también segmentos melódicos interesantes y, en contrapunto de este impacto auditivo, letras con un tono un poco más tristes o melancólicas, en el caso de lo mencionado, tratando sobre la problemática ambiental y los desastres naturales que acontecen hoy por hoy.

El sonido logrado es muy reminiscente de las épocas donde el groove metal empezó a florecer, con una mezcla que tiene algún pequeño dejo del SEPULTURA de antaño. Los arreglos de viola son crudos, pero precisos y definidos, animándose a tirar solos como en el tema apertura del disco Ecos del Destino, y en Soledad, aunque en Memoria tenemos un arranque bastante gojiresco, recordando al hit de los franceses The Gift of Guilt, pero es solo un atisbo, ya que el machaque continua. Y continúa con un relato de esperanza y lucha que es también el pilar de la lírica de las canciones, un poco reivindicando el poderío y la nobleza de nuestros ancestros.

Avaricia es la encargada de cerrar el disco, tras una intro caótica, que explota, pero luego baja un poco los decibeles y vuelve a subir, mostrando en este vaivén de sensaciones, el pico artístico y creativo de la banda. En líneas generales, la banda oriunda de la Patagonia Argentina nos ofrece un sólido disco y un fuerte mensaje de reivindicación plasmado de una forma brutal y cargada con un buen atisbo de virtuosismo, manteniéndose fiel a su historia, pero incorporando algunos artilugios modernos a su melodeath que, tanto en letras como en composición musical, resulta en una inusual fusión de melancolía y agresividad.

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