Año: 2024 | País: USA | Género: Progressive/Doom Metal | Sello: Season of Mist | Lemmymómetro: ♠♠♠♠♠♠♠♠ (8/10)
Más de diez años han pasado desde el lanzamiento del Aetherial (2013), el álbum debut de OCEANS OF SLUMBER y muchas cosas han cambiado en el camino. Luego de incorporar a Cammie Gilbert (ahora Gilbert-Beverly luego de casarse con Dobber Beverly) en 2014, la propuesta de la banda de Houston se vio impulsada fuertemente tras la gran respuesta recibida por su segundo álbum, Winter (2016), con el cual trascendió las limitaciones habituales del género y adoptó un enfoque mucho más progresivo y, aparentemente, sin fronteras. De ahí en más, con cada nuevo disco, la mágica e irrefutable química generada entre las composiciones del fundador Dobber Beverly y el carisma de Cammie Gilbert, con su voz tan única y angelicalmente demoníaca, sentaron las bases para una gran recepción global y la creación de un gran número de fans. Siguiendo un espíritu transgresor y curioso, llevaron la apuesta aún más allá con The Banished Heart (2018) y Oceans Of Slumber (2020), aunque su último trabajo Starlight and Ash (2022) no fue tan bien recibido como se esperaba.
Puedo decir que, desde mi punto de vista, OCEANS OF SLUMBER encarna la esencia del metal progresivo (según reza la gacetilla y el portal Metallum). Sin embargo, en este caso lo “progresivo” evita la complejidad a la que el término nos tiene acostumbrados últimamente y lo aborda desde un lugar completamente diferente, jugando por momentos con cosas del doom o el death, ofreciendo una hermosa, dinámica y balanceada mezcla entre agresividad y melodía, donde los límites, en ocasiones, se tornan tan difusos que parecieran perderse completamente. Where Gods Fear To Speak, el disco que nos atañe hoy, da un giro de 180 grados respecto de su antecesor Starlight and Ash, donde Cammie se permitió explorar la faceta más angelical y sensual de su voz, devolviéndonos toda la brutalidad y ese contraste tan efectivo a la hora de mostrar pesadez, que el caudal de su voz permite crear.
No es exagerado decir que Cammie podría dominar cualquier género que quisiera, creo que tiene una de las voces más expresivas e impresionantes de la escena, y este disco le da todas las oportunidades para probar lo que desee. No digo con esto que la música haya sido compuesta en torno a su voz, sino que, al haberla considerado un instrumento más, por la versatilidad que tiene, el resultado no es otro que un enorme tapiz de colores y texturas perfectamente matizadas que son un deleite para el oído y el alma.
Where Gods Fear to Speak se abre paso con el tema homónimo a medio tempo, denso y oscuro, navegando cómodamente las aguas del doom. Una intro de guitarra limpia establece el escenario ideal para la extraordinaria voz de Cammie, que mezcla influencias del jazz y el góspel para luego derivar en unos guturales infernales acompañados de un doble bombo frenético y guitarras fuertes y pesadas. El segundo tema, Run from the Light, nos sorprende con una voz invitada sumamente familiar. Sin necesidad de leer el insert, el booklet o los créditos de la canción, y tras la primera estrofa cantada por Cammie, reconocemos inmediatamente ese timbre tan particular de Fernando Ribeiro (MOONSPELL) acompañado perfectamente por acordes disonantes que evocan el estilo de su banda. Una canción que nos muestra como la agresividad y la dulzura pueden convivir amenamente en un mismo lugar. Don’t Come Back From Hell Empty Handed, como muchas de las canciones de este disco, muestra un interesante y tentador crossover. Cuerdas suaves y guitarras limpias se entremezclan y embellecen un intrincado ritmo en 6/8 mientras la voz muestra una de las mejores composiciones de la lista, tan seductora como detestable. Cabe mencionar que la sección central de esta canción contiene una de las interpretaciones vocales más dulces, sutiles y hermosas de todo el repertorio de la banda. Sin embargo, para no perder la costumbre, la banda agita nuevamente las aguas con unos blast beats demoníacos en el estribillo y un giro grotesco hacia el death metal en el outro.
Más avanzado el disco, nos encontramos con Prayer, canción que ofrece la segunda colaboración del trabajo y viene de la mano, nada más y nada menos, que del queridísimo Mikael Stanne (DARK TRANQUILLITY) mostrando toda su versatilidad y caudal vocal tanto en las secciones más pesadas y aceleradas como en las más climáticas y acústicas.
Podría seguir con cada uno de los temas, pero quiero dejarle algo a ustedes. Creo que estamos frente a un álbum que requiere plena atención del oyente. No es posible elegir canciones al azar, ni escucharse en modo aleatorio, Where Gods Fear To Speak pide a gritos que lo escuchen completo, de principio a fin, de una sola vez. En ese viaje nos detendremos, inevitablemente, ante las melodías vocales a capella en Wish antes de que toda la banda arremeta con toda su potencia hacia el final de la misma; sentiremos la melancolía épica de Poem Of Ecstasy que, poco a poco, navega hacia las aguas depresivas y oscuras del Black Metal; y no podremos evitar imaginar escenarios post apocalípticos durante la fantástica The Given Dream. Quisiera terminar esta reseña acá, pero no puedo no mencionar la triste, pero placentera, The Impermanence Of Fate o los arpegios de piano y sintetizadores que se suceden sobre un ritmo casi marcial en una canción que, tranquilamente, podría clasificarse como metal alternativo y con uno de los riffs más pegadizos del disco como I Will Break the Pride of your Will. Para el final sorprenden con una inesperada versión Wicked Game (CHRIS ISAAC), hermosa y sombría como solo ellos podrían hacerlo, dejando en claro una dinámica que muestra perfectamente la afinidad que tiene OCEANS OF SLUMBER por los extremos y la inevitable necesidad de mostrar que no existe uno sin el otro; pesadez y dulzura, luz y oscuridad, armonía y disonancia… sin duda “un juego perverso” donde los dioses temen hablar.
