Fecha: Sábado 3 de mayo, 2025 | Hora: 20:00 hs. | Lugar: Estadio Velez | Banda Invitada: MUJER CEBRA – EGO KILL TALENT
El 3 de mayo de 2025 será recordado como el día en que SYSTEM OF A DOWN incendió el Estadio Vélez Sarsfield con un show tan contundente como catártico. La banda armenia – estadounidense formada por Serj Tankian, Daron Malakian, Shavo Odadjian y John Dolmayan, ofreció una experiencia sónica sin pausas, sin adornos y sin concesiones: 34 canciones tocadas casi sin respiro, con crudeza deliberada y una intensidad pocas veces vista en este tipo de escenarios.
Desde el arranque, Daron asumió el rol de interlocutor. Arengador crudo, desprolijo y mordaz, fue quien sostuvo la tensión con el público. Se burló de sí mismo, del público, del mundo; dando la pauta de que su sardónico sentido del humor es el que define a la banda. Serj, en cambio, fue casi una figura estática, un predicador apocalíptico que lanzó cada línea con la fuerza de quien denuncia y exorciza al mismo tiempo: cada palabra suya sonó como una proclama, una advertencia, una plegaria rugida. No es exagerado decir que casi fue un espectador – protagonista de lo que generó la banda, mirando la mayoría de las veces al cielo – como invocando algo no definido – o fijamente al horizonte en cada fraseo de las canciones. Esto tiene una razón definida: son conocidos sus problemas de espalda lo que evidentemente le ha quitado movilidad y dinámica en vivo. En ese punto la banda supo protegerlo y no escatimar movilidad sobre el escenario. En este sentido, Shavo, desatado, acompañó cada locura de Malakian, mientras que John, desde la batería, mantuvo todo en pie como el ancla racional de un barco al borde del delirio. Su interpretación fue clave: golpes secos, cortes precisos, un manejo del tempo tan matemático como expresivo algo clave en una banda que en vivo no duda en presentarse con una bestia donde el caos organizado funciona a la perfección.
A las 21:00 en punto, tras una breve y extraña intro con la versión instrumental de One Flew Over the Cuckoo’s Nest y el canto tribal de Arto, se desata el primer golpe: Attack, directo, feroz, con Daron Malakian disparando riffs con filo y saturación casi punk. La banda aparece cruda, desprolija a propósito, tocando sin pausas, escupiendo canciones con furia, como si buscaran crear una sola y larga descarga de rabia. Sin bises, sin discursos, sin distracciones. En medio de esa maquinaria corrosiva que se sostuvo en un sonido fuerte y con un audio en varios momentos perfecto, el grupo supo dar cuenta de sus contrastes sostenido en un público por sobre todas las cosas, rendido a sus pies.
Suite-Pee y Prison Song sumergieron al estadio en el caos rítmico que define a los armenios: cambios de tempo constantes, riffs que se frenan y estallan, gritos abruptos que se convierten en coros multitudinarios. Violent Pornography transformó la cancha en un hervidero. La repetición alienante del estribillo (“Everybody, everybody, everybody living now…”) se convirtió en mantra de resistencia. Más tarde sonaron Aerials y Mr. Jack (con un breve interludio titulado Hezze, algo así como una improvisación ritual). Ambas mostraron la otra cara de SYSTEM: la del drama, la tensión melódica, el discurso político disfrazado de pesadilla onírica. En Mr. Jack, el público gritó con rabia “Fucking you pig!” como si lo hiciera frente a un escuadrón policial algo que, paradójicamente, se haría carne en las inmediaciones del estadio cuando una apreciable cantidad de fanáticos que no habían ingresado al estadio por diversos motivos, fueron reprimidos por la policía contratada por la organización y puesta en función por el gobierno de la ciudad, una situación por lo menos irónica para una banda que hace del enfrentamiento al sistema dominante su discurso vivo.
Les siguieron I-E-A-I-A-I-O, donde Shavo Odadjian saltó por todo el escenario con su bajo colgado hasta las rodillas, sosteniendo los graves como quien tira un ancla para evitar que el barco se hunda. La violencia continuó con Genocidal Humanoidz, uno de los pocos temas nuevos donde el sonido alcanzó una densidad aplastante. Daron cantó más que Serj, y esa tensión entre ambos se hizo parte del espectáculo: uno impone locura, el otro equilibrio, entre los dos encuentran la síntesis que define a los armenios.
El bloque continuó con A.D.D., Needles y una demoledora versión de Deer Dance, en la que se volvió a sentir la crítica social directa (“Pushing little children, with their fully-automatics…”). Fue uno de los momentos donde se conectó lo que pasa adentro del estadio con lo que sucedió afuera: el reclamo, la represión, el caos. SYSTEM no lo nombra, pero lo representa.
La banda apenas respira. Los temas se encadenan con violencia quirúrgica. Cada final es seguido por un conteo, un riff y otra descarga. Es una ceremonia de shock sonoro. No hay discursos largos. Hay ruido, velocidad, y un discurso de fondo que cada uno completa con su experiencia.
Luego de un arranque frenético y sin respiro, SYSTEM OF A DOWN bajó apenas una marcha para dar paso a una secuencia cargada de dramatismo. La aparición de Soldier Side – Intro funcionó como interludio melancólico y premonitorio: el estadio se cubrió de un manto de solemnidad. El telón de fondo proyectó imágenes difusas de soldados, campos arrasados, niños mirando a cámara en paisajes rotos. Serj, casi inmóvil, entonó su parte con el tono de un lamento. Cuando Soldier Side entró completo, con su estructura más potente y coral, todo Vélez cantó. El estadio, lleno a reventar con más de 40.000 personas, se transformó en un coro que mezcla tristeza y furia. Fue uno de los primeros grandes momentos colectivos del show.
Y ahí nomás irrumpió B.Y.O.B., un clásico instantáneo y corrosivo. La pantalla estalló con imágenes de guerras contemporáneas, drones, helicópteros, banderas quemadas. La frase “Why do they always send the poor?” se repitió como una consigna de resistencia. La gente grita con rabia. El pogo se multiplica. El contraste con las versiones anteriores de las dos visitas anteriores de la banda en GEBA se hizó evidente: SYSTEM está tocando en otro nivel, con otra masividad, y sin embargo su discurso sigue siendo incómodo, punzante, difícil de digerir.
Radio/Video, Bubbles y la parte instrumental de Dreaming funcionaron como pasajes más lúdicos, pero igual de intensos. Fueron respiros apenas medidos. En Hypnotize, Serj se sentó frente al teclado. El ambiente baja, se hace introspectivo. Es una de las canciones donde más se siente la capacidad melódica de la banda, su costado más “progresivo”. Luego llega ATWA, en una versión cruda, con una interpretación vocal sostenida más por la emoción que por la técnica. El duelo vocal entre Daron y Serj atravesó, otra vez, el público.
A medida que el set avanzó , las canciones del disco Toxicity (el que les dio la masividad que justifica esta convocatoria sold out) se convirtieron en el núcleo de la ceremonia. Bounce, con su ritmo absurdo y vertiginoso, encendió risas y pogos al mismo tiempo. Pero es en Psycho donde todo volvió a estallar: el riff inicial de Malakian sonó como una ametralladora rítmica, acompañado por un despliegue visual en pantallas que mezcla psicodelia con disturbios callejeros. John Dolmayan, desde la batería, marcó cada cambio de ritmo como si estuviera manejando una máquina de guerra: preciso, brutal, sin titubeos.
Cuando llegó el momento de Chop Suey!, el estadio pareció explotar. Es el tema que todos esperaban, y sin embargo, no se siente como un simple hit: su estructura rota, sus cambios de clima, su letra ambigua, la convierten en una suerte de plegaria nihilista. Serj y Daron la cantan como si fuera la última vez. Las luces estroboscópicas, las pantallas saturadas de imágenes religiosas, completan un combo hipnótico.
La introducción de Lonely Day sorprende: Daron cantó un fragmento de Careless Whisper de GEORGE MICHAEL, en tono irónico, como si estuviera parodiando una balada pop. Pero al ingresar en la canción real, vuelve el tono dramático. Hay una incomodidad extraña en el aire: es una canción sencilla, emotiva, pero con una tristeza profunda que se siente auténtica.
Y entonces llegaron joyas inesperadas como Marmalade, Lost in Hollywood, Streamline, y Forest, que completan el momento más emocional y oscuro del set. Acá aparece con más claridad la referencia sutil a la cultura armenia: algunas armonías, las escalas, ciertos fraseos vocales y, sobre todo, los fragmentos deGhapamayAman Telo que Daron incorporó en el breakdown de Toxicity, uno de los momentos más intensos y simbólicos del show. Fue una especie de homenaje camuflado, un gesto que resignifica el clásico. La gente cantó, gritó, giró en círculos: hubo varios circle pits simultáneos en diferentes puntos del campo. Fue la gran postal del recital.
Cerca del final, Protect the Land y Cigaro devuelvieron la ferocidad política. El primero es un manifiesto sobre el conflicto en Artsaj; el segundo, una burla frenética al poder fálico del imperialismo. La locura total llega con Roulette (en su versión más punk y sucia), una Toxicity transformada en invocación colectiva, y el cierre brutal con Sugar, donde el estadio entero, incendiado de principio a fin, gritó con furia cada palabra. Luego el abrazo de todos los integrantes en escena parece disipar los supuestos conflictos que sobrevuelan a la banda o tal vez el hecho de tocar en vivo los una. Quien sabe.
Lo de Vélez fue un fenómeno. SYSTEM OF A DOWN ya había visitado Argentina en dos ocasiones anteriores, en 2011 y 2015, ambas en GEBA, con capacidad para 20.000 personas. Esta vez, en Vélez, superaron las 40.000 entradas vendidas. Para una banda que en muchos momentos es extrema, difícil de escuchar y aún más difícil de etiquetar, ese nivel de convocatoria habla de algo más profundo: una conexión emocional y política que atraviesa generaciones y géneros. Un fenómeno extraño, sí, pero absolutamente genuino.
Después de 34 canciones —y sin que nadie pidiera más porque no había nada más que decir—, SYSTEM OF A DOWN dejó Argentina con el corazón latiendo fuerte. Adentro, el estallido. Afuera, la tensión. En el medio, una banda que volvió a demostrar que el arte, cuando se lo toma en serio, puede decir mucho más que mil discursos.
| Metal-Daze Webzine | Marca Registrada | Todos los Derechos Reservados © |
GALERÍA: