Domingo 15 de septiembre de 2024 | Hora: 19 hs. | Lugar: Uniclub | Ciudad y Provincia: C.A.B.A. |Bandas soportes: DELTA / BLACK TORCH
Uniclub nos abrió sus puertas para ser partícipes del Heresy Fest, el festival progresivo que traía consigo 3 bandas de gran nivel, siendo CIRCUS MAXIMUS el plato fuerte de la noche. Los noruegos que visitaban por primera vez nuestro país comenzaron su gira latinoamericana en tierra azteca para cerrarla en Puerto Rico, donde prometían hacer un repaso por sus 4 discos de estudio (The 1st Chapter, Isolate, Nine y Havoc).
La velada que comenzó con las habituales demoras arrancó de la mano de los locales BLACK TORCH, quienes dejaron una buena imagen con su metal instrumental pese al poco tiempo que dispusieron (comenzaron 19:45 hs cuando debían hacerlo media hora antes). Esto se repitió luego para los chilenos de DELTA, banda que de a poco va ganando terreno en la escena y han podido demostrar por qué, aunque también con un show por demás escueto (25 minutos de set) debido a nuevos atrasos. Entre la finalización de los argentinos y el comienzo de los transandinos hubo más de 40 minutos de música de fondo y charlas entre el público, pero, amén del asunto del tiempo, lo importante es lo que pudieron plasmar musicalmente y han cumplido con creces. Para quienes no habíamos tenido la oportunidad de verlos anteriormente, nos dejaron una imagen de gran profesionalismo y un virtuosismo visto solo en bandas consagradas, lo que presagia un gran futuro para ellos.
Faltando veinte minutos para las 22 hs, las luces se apagaron para recibir a CIRCUS MAXIMUS con la intro Forgin que decantó en Architect of Fortune para que se desate la locura. El tema elegido, que dura nada menos que diez minutos, tuvo a todos los presentes saltando y agitando los brazos de principio a fin, matizando con los celulares al aire en los momentos calmos. Ya desde el comienzo, se vio un grupo unido, con mucha química tanto entre ellos como lo que emanaban hacia el público. Si bien es una banda que tiene pocos discos, esta formación hace casi 20 años que se mantiene, lo que genera que ya ni se tengan que mirar, sumado a que el guitarrista (Mats Haugen) es hermano del baterista (Truls Haugen). La segunda canción, Sin, fue la única que interpretaron de su primer álbum, cosa que nos dejó con sabor a poco, siendo el disco debut una colección de obras maestras como Alive, Glory of the empire, Biosfear o The 1st chapter que lo convierte en el tema más extenso dentro de su repertorio.
Pasó Havoc, donde se apreció un gran despliegue vocal por parte de Michael Eriksen para decantar en dos clásicos muy aclamados, A Darkened Mind y Abyss. Ambos lograron sorprender a los músicos por la ovación que generaron y la devolución de lealtad, haciendo que el vocalista tome su celular, en varias oportunidades, para ir grabando y hacer vivos de Instagram. Continuaron con una seguidilla del álbum Nine, The One y Namaste, donde en la previa a este último, Eriksen, con la complicidad de público a quien había solicitado silencio absoluto, se autograbó como si no hubiera nadie en el show para luego girar su cámara y que todo el mundo explote en una ovación ensordecedora. Cabe destacar que su presentación en Argentina arribó luego de 3 shows consecutivos (Chile y Brasil por duplicado), con toda la logística y complicaciones que eso implica, pero, sin embargo, dejaron todo como si fuera la primera presentación de la gira. No hubo un momento en que no estuvieran arengando al público y disfrutando de tocar.
La lista continuó con Wither, I Am y Arrival of Love, que fue sin dudas el punto más alto y enérgico de la noche para así decantar en su opuesto, el más tranquilo y suave, Chivalry, con un emotivo pasaje entre el vocalista y baterista a dúo. El anteúltimo tema, Game of Life, logró otro galardón en la noche, llevándose los coros de todos los presentes, mientras que el cierre llegó de la mano de Ultimate Sacrifice donde terminaron de exprimir su virtuosismo y así concluir un espectáculo que superó con creces las expectativas iniciales.
Musicalmente, sonaron a la perfección, nítidos y ajustados, todo lo que una banda de progresivo precisa, pero destacó por encima de su labor con los instrumentos, su actitud. Fueron siempre empáticos, receptivos, alegres, tanto bajo (Glen Cato Møllen) como guitarra todo el show regalando púas, no pararon de moverse, sonrisas de oreja a oreja, y esto no suele ser el común denominador de este género tan particular. Esperamos que su regreso no se haga desear tanto y estaremos expectantes a que post gira decidan encarar nuevo material, ya que maquina les sobra.
