INTERCEPTOR “Hagakure”

Estamos en presencia de un disco de metal hecho y derecho, de vieja escuela y con preceptos marcados por el filo de la espada. De eso se trata INTERCEPTOR, banda bonaerense que, luego de su disco homónimo de 2015, nos trae esta obra que enaltece y se ajusta a lo que puede esperarse de una propuesta de esta estirpe, que navega por las vertientes de RUNNING WILD, MANOWAR o IRON MAIDEN, ya sea en lo musical como en lo lírico, dependiendo del caso. “Hagakure”, su segundo LP, contiene once cortes y vio la luz después de una larga espera. Este disco estaba prácticamente listo a fines de 2019 y tendría que haber salido en 2020, pero la pandemia complicó todo.

Y acá hay que hacer una salvedad, respecto del arte de tapa, donde el protagonista es un samurái, porque es muy similar al de “Senjutsu” (2021), de IRON MAIDEN, pero en una entrevista aclararon que en 2019 ya tenían la portada, y ese mismo año, los británicos estaban grabando la placa mencionada. La coincidencia también reside en el hecho de que ambas agrupaciones titulan sus respectivos álbumes con una palabra y en idioma japonés. En el caso de “Hagakure” (que significa “oculto por las hojas”), refiere una guía práctica y espiritual para el guerrero, extraída de una colección de comentarios del funcionario Yamamoto Tsunetomo, antiguo criado de Nabeshima Mitsushige (1632-1700), el tercer gobernante de lo que ahora es la prefectura de Saga en Japón.

Pero vamos a lo que, en definitiva, nos convoca, que es desmenuzar lo que INTERCEPTOR nos ofrece musicalmente en este nuevo viaje con Luis Thor en la voz; Jorge San Román y Sebastián Torres en las guitarras; Javier Fernández en el bajo (ya no forma parte de la banda) y Sebastián Doldan en la batería. “Marcha de Rebelión” oficia de intro y es un arranque totalmente acorde a lo que propone la banda, que autodenomina su impronta como heavy metal épico. A unos arpegios de corte medieval, le sigue la distorsión melodiosa, apoyada en un redoble marchoso que invita a la batalla.

El speed metal, las cabalgatas, los medio tiempos, mucha melodía, guitarras filosas y una voz aguerrida, muchas veces acompañando a los riffs, marcan este camino de INTERCEPTOR, que líricamente se apoya en hechos históricos, en el sentimiento metalero y también en el comic. El segundo tema es “Fuego en el Horizonte”, bien en la veta de RUNNING WILD, no solo en lo que se refiere a la velocidad, sino también en lo compositivo. “Castigador” arranca veloz, pero después alterna cabalgatas y medio tiempos para cortar un poco el vértigo del anterior track, con una letra inspirada en “The Punisher”, el personaje de Marvel. “El Código del Guerrero” da rienda suelta a las cabalgatas, más en la onda MANOWAR que MAIDEN, y allí menciona el título del disco en un estribillo tan simple como efectivo, para cantar a viva voz con el puño en alto. Gran tema.

“Interceptor” es uno de los más lineales, a puro machaque y doble bombo pero dejando de lado el speed. El track que lleva el nombre de la banda arranca con un diálogo de la película “Mad Max” (la agrupación bonaerense se denomina como el auto del personaje Max Rockatansky), luego arremete la batería en solitario en inmediatamente emprenden la carrera en el desierto distópico. “Heavy Metal (Unión y Hermandad)” lo dice todo en su título. Ni más ni menos, habla del significado que tiene la música pesada para quienes estaremos con ella “hasta el final”. Allí proclaman “muerte al falso metal” en un medio tiempo constante, bien en la veta de MANOWAR, musical y líricamente hablando. Con “Estirpe de Acero” vuelve la velocidad. Mantiene la temática del track anterior, aunque utilizando la metáfora de la batalla. “A la gloria hemos de partir, junto a mis hermanos en unión”; “vencer o morir”; “luchar hasta el fin”, aparecen como gritos de guerra en un tema que no da respiro.

“Santa Inquisición” marca un quiebre, con una temática histórica de las épocas oscurantistas y, musicalmente, muy en la onda maideniana de “Transylvania”. Otro destacado de este álbum, por gancho y melodía. El tinte histórico y musical, aunque más sincopado, continúa en “La Gloria de la Eternidad”, aludiendo a las invasiones inglesas. “Partimos a la batalla dispuestos a morir. A lo lejos, sus barcos se preparan para invadir”, reza la primera estrofa de este aguerrido tema. A pura velocidad, “47 Ronin” nos lleva a la historia del grupo de samuráis que vengaron a su señor feudal, Asano Naganori, quien se se vio obligado a cometer el seppuku (ritual de suicidio), por haber agredido a un alto funcionario del gobierno.

El disco cierra con la extensa y épica “Nippur de Lagash” (12:05 minutos). Tras un relato que resume la historia del protagonista del comic de Robin Wood, comienza a sonar una acústica muy a lo “Fear of the Dark” y la obra va ganando intensidad a medida que transcurre la letra, pero sin salirse del medio tiempo. Después de escucharlo varias veces y detenidamente, la obra en su totalidad me resulta atractiva, aunque me parece que al sonido en general le faltó un poquito más de edición.

Más allá de lo musical (si bien no hay sorpresas, porque se trata de heavy metal al hueso y esa es la idea de INTERCEPTOR), está muy bueno que líricamente se la jueguen con temáticas históricas, sobre todo en el segundo bloque del LP (me da esa sensación, de que está separado en dos partes), y también suma puntos el hecho de que naveguen en el mundo del comic y las películas. En cuanto a lo vocal, se cumple con la propuesta a rajatabla: sin resultar descollante, es efectiva y va al frente sin concesiones. En definitiva, “Hagakure” nació para ir a la guerra, y quienes están a la espera de la batalla, se les unirán incondicionalmente.