Año: 2023 | País: USA | Género: Heavy Metal | Sello: Music Theories Recordings / Mascot Label Group | Puntaje: ♠♠♠♠♠♠♠♠♠ (9/10)
La voz es un instrumento. Un instrumento bien ejecutado, suele dar placer al oído y genera los más variados estados de ánimo, dependiendo de quién lo escuche y lo sienta pero, sin dudas, la pasión engloba todo ese universo de sentidos.
PAUL GILBERT no solo logra captar y transmitir la inmensidad de RONNIE JAMES DIO emulando las melodías vocales del ícono del heavy metal con su guitarra, sino que, además, nos trae algo tan intangible como indiscutible: el alma de un artista.
“The Dio Album” podría significar un título trillado pero, en este caso, no es así porque se trata de un homenaje por un magnífico músico que rinde tributo a una deidad, y ahí no deberíamos discutir obviedades. Acá, GILBERT se encarga de toda la parte instrumental y se apoya en la ajustadísima labor de Bill Ray en la batería, junto a la producción de Zach Bloomstein, a través de Music Theories Recordings / Mascot Label Group. Desde que escuché el primer corte de este álbum, “Holy Diver”, ya me imaginé lo que se venía. El espíritu estaba ahí. Y nosotros también.
Para arrancar el disco, “Neon Knights” (BLACK SABBATH – “Heaven and Hell” – 1980), atraviesa el fuego inicial y ya nos sumerge en ese ¡“Oh… no”! del cual no podremos despegarnos. Es la voz de DIO reencarnada en las seis cuerdas del virtuoso violero de MR. BIG y RACER X.
Y tengamos en cuenta que, además de “cantar” como quien simbolizó al género con la “mano cornuta”, Paul nos conduce por los caminos de los héroes de la guitarra Tony Iommi, Ritchie Blackmore y Vivian Campbell, sin desviarse, pero con su sello indeleble y todo el respeto que se merecen tales obras. En este caso, la producción es destacable también, porque rescata ese espíritu que plasma Gilbert.
“Kill the King” (RAINBOW – “On Stage” – 1977) nos mete de cabeza en el “Live in Munich 1977”, con hinchada y todo. Una hermosura, para darle paso al rabioso y manijero “Stand up and Shout” (DIO – “Holy Diver” – 1983). La obra de BLACK SABBATH retoma con “Country Girl” (“Mob Rules” – 1981) y llega el track 5 con el glorioso “Man on the Silver Mountain” (RAINBOW – “Ritchie Blackmore’s Rainbow” – 1975), donde el arranque del estribillo (o pre estribillo, antes de que se mencione el título de la canción) se funde con el firulete de la viola y te das cuenta que, tranquilamente, podría ser un tema instrumental.
Y ahí viene “Holy Diver” (DIO – “Holy Diver” – 1983), obra magnánime, magistralmente ejecutada por Gilbert desde esos sonidos demoníacos que anteceden a uno de los riffs más conocidos de la historia del rock.
Este disco está pensado como si se tratase de un vinilo o un cassette. El lado 2 arranca con “Heaven and Hell” (BLACK SABBATH – “Heaven and Hell” – 1980), un clasicón hermoso, melódico y con esa cadencia que la voz de DIO dejó marcada a fuego, logrado de una manera exquisita en este homenaje.
No podía faltar el himno “Long Live Rock and Roll” (RAINBOW – “Long Live Rock ‘n’ Roll” – 1978), las bailables “Lady Evil” (BLACK SABBATH – “Heaven and Hell” – 1980) y “Starstruck” (RAINBOW – “Rising” – 1976), la misteriosa “Don’t Talk to Strangers” (DIO – “Holy Diver” – 1983) y, para cerrar, la gloriosa “The Last in Line” (DIO – “The Last in Line” – 1984), todo atravesado por una instrumentación y una interpretación dignas de un artista que abarca mucho más que el renombre de una celebridad.
Un instrumento, si es bien utilizado, puede marcar un antes y un después en la historia de la música, pero transmitir lo intangible del alma a través de otro instrumento que emule aquellas melodías que nos atravesaron y nos seguirán conmoviendo, solamente es digno de quienes sienten escalofríos a la hora de ejecutarlas.
En estos casos, la pasión es tan relevante como el virtuosismo, y PAUL GILBERT logra atesorar ese romance que siempre le dará larga vida al rock and roll.