Año: 2024 | País: Noruega | Género: Progresivo | Sello: Insideout Music| Lemmymómetro: ♠♠♠♠♠♠♠♠♠ (9/10)
Aún recuerdo cuando comencé a escuchar a MR. BIG y que, si bien Eric Martin me cautivo, hubo algo más allá de su voz que me sedujo; había algo en la composición que me hacía querer conocer más y más, hasta que reconocí de que se trataba. Era Paul Gilbert. Si bien muchas revistas y medios los posicionan dentro de la elite musical, guitarristas con talento hay muchos y diría que es muy difícil saber la cantidad, pero Paul tiene un distintivo. El virtuosismo probablemente lo comparta con otros, pero la forma en que transmite al tocar, eso lo hace prácticamente único. Uno puede percibir en sus solos, por ejemplo, estados de ánimo. Su forma de tocar emana sentimientos en cada nota, cada acorde y eso no se consigue practicando. Y haber tenido la posibilidad de verlo en vivo, ratificó lo anteriormente dicho.
Esto mismo me sucedió con LEPROUS. Es una banda con excelentes músicos, talentosos y creativos, sin embargo, estos adjetivos se dan en infinidad de otras bandas. Tal como en el caso anterior, en donde Gilbert marcaba una diferencia, acá es Einar Solberg (cantante) quien lo hace. Escuchar su voz es pasar por la alegría, la tristeza, la desesperación, la rabia y la paz, todo en un solo tema. Por supuesto, sus músicos acompañan y a la perfección, pero los matices que logra la voz y la forma que tiene para trasladarnos a sus historias, hacen de Solberg un cantante prácticamente único. El pasado viernes 30 de agosto presentaron su nuevo material Melodies of Atonement de la mano del sello Insideout Music.
Silently Walking Alone es la encargada de abrir camino a este nuevo trabajo y representa todo lo mencionado anteriormente. Te envuelve en una atmosfera de suspenso con los sintetizadores como estandarte, con una batería progresiva y pesada a la vez, mientras los cambios rotundos en los registros vocales te sitúan en un personaje que está tratando de luchar con su mente buscando un equilibrio. Esta fue la elegida para el primer corte del álbum y además, podría decirse, el punto más alto de esta nueva obra. Desemboca esta en Atonement, que como bien describió Einar, parece ser la hermana de la anterior, manteniendo similitud en esencia, sonido y estructura; incluso la letra encara el tema de la auto reflexión, la culpa y las acciones que uno toma en parte por las presiones sociales y las apariencias banales. My specter mantiene esa dualidad que los caracteriza, de suavidad y explosión en casi cuatro minutos, donde nuevamente el entorno juega un papel fundamental, envolviéndonos en una melancólica pero enérgica melodía, con pasajes sumamente tranquilos y otros detonantes. En I Hear the Sirens continúan en la senda por la que venían, con inicios parsimoniosos, cuerdas y sonidos digitales dándole contexto para desencadenar un estribo potente y emotivo, mientras que en Like a sunken ship adicionan el uso de complementos de percusión, sobresaliendo la figura de Baard Kolstad (batería) para hacer un cierre poderoso y así darle un corte a la primera etapa del disco.
Limbo es la encargada de dar comienzo a la segunda parte del disco, donde han optado por bajar un cambio, nuevamente con aportes de percusión y mayor presencia de las guitarras (Tor Oddmund Suhrke y Robin Ognedal), para así caer en otro de los puntos altos del disco como es Faceless donde rompen la estructura hasta acá propuesta, con un Einar intratable, manejando los registros a su antojo, con gran participación del bajo (Simen Daniel Børven) y nuevamente un gran profesionalismo y prolijidad en batería.
Tanto en Starlight como en Self-satisfied lullaby afloran las raíces del cantante como solista donde, en el primero, aparecen melodías que van subiendo la temperatura con el correr de los minutos, generando expectativa y suspenso gracias a la atmosfera que crearon, mientras que en el segundo, aparecen grandes juegos de coros, mucha batería electrónica aunque algo monótona y poco enérgica, por lo que podría decirse el punto más bajo.
El final llega junto a Unfree my soul con tintes que parecen, en su comienzo, de nuestro norte argentino, colchones de cuerdas, coros y que poco a poco va subiendo las pulsaciones, dando un cierre digno y propicio para una banda de este tipo.
Los noruegos son de esas bandas que no se ven todos los días y que cuando se habla de proponer cosas diferentes, ellos están ahí, siempre a la vanguardia. No hacen letras al azar y piensan cada paso que dan y, pese a haber tenido cambios significativos en su formación a lo largo de los años, siempre han sabido mantener la esencia que los caracteriza.
